El Papa Francisco se dirigió a los rectores, profesores y estudiantes de las universidades e instituciones pontificias de Roma, para agradecerles por su aporte a la Iglesia y para compartir su visión de cómo debe ser una casa de estudios vinculada a la Santa Sede.
Según el Santo Padre, una universidad honrada con el título de Pontificia es una "escuela de acuerdo y consonancia entre diferentes voces e instrumentos", y "no una escuela de la uniformidad".
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San John Henry Newman describe a la casa de estudios como el lugar donde diferentes conocimientos y perspectivas se expresan en armonía, se complementan, corrigen y equilibran entre sí, recordó Francisco durante una audiencia en el Vaticano, el 25 de febrero.
"Esta armonía pide ser cultivada ante todo en vosotros mismos, entre las tres inteligencias que vibran en el alma humana: la de la mente, la del corazón y la de las manos, cada una con su propio timbre y carácter, y todas necesarias", dijo el Santo Padre a los rectores.
"Lenguaje de la mente que se combina con el del corazón y el de las manos: lo que piensas, lo que sientes, lo que haces", subrayó.
La "inteligencia de las manos"
El Papa Francisco advirtió a los académicos que la "mente no podrá comprender nada si las manos están cerradas por la avaricia o si son 'manos agujereadas', perdiendo el tiempo, la salud y los talentos".
También aseguró uno no puede instruirse "si las manos tienen dedos apuntando sin piedad a los hermanos y hermanas que se equivocan" o si "no pueden unirse y subir al Cielo en oración".
"Las manos de Jesús tocan el pan y el vino, el cuerpo y la sangre, la vida misma, y dan gracias, toman y dan gracias porque sienten que todo es don del Padre", recordó el Papa.
"Hagamos, pues, armonía dentro de nosotros mismos, haciendo también nuestras manos 'eucarísticas' como las de Cristo y acompañando el toque, en cada contacto y apretón, con un humilde, gozoso y sincero agradecimiento", exhortó a los presentes.
Importancia de las universidades pontificias
El Papa Francisco aprovechó su discurso para reconocer la importancia del trabajo de las universidades pontificias en Roma.
"Son parte de una riqueza que creció bajo la guía del Espíritu Santo en la búsqueda, el diálogo, el discernimiento de los signos de los tiempos y la escucha de las diferentes expresiones culturales", reconoció.
"En eso destacan por su especial cercanía -también geográfica- al Sucesor de Pedro y a su ministerio de anuncio gozoso de la verdad de Cristo", agregó.
Asimismo, agradeció los presentes por conformar "un vasto y multiforme sistema de estudios eclesiásticos, que ha florecido a lo largo de los siglos gracias a la sabiduría del Pueblo de Dios, difundida por todo el mundo y estrechamente vinculada a la misión de evangelización de toda la Iglesia".