Este viernes culminó en El Salvador la primera de las cuatro asambleas regionales de la fase continental del Sínodo de la Sinodalidad en América Latina y el Caribe, en la que se analizaron algunos de los desafíos de la Iglesia Católica en Centroamérica y México.
El principal reto, resaltaron algunos de sus participantes, es poner en práctica la "sinodalidad" en sí misma. Este concepto, explica la oficina de prensa del mismo Sínodo, se traduce en "un estilo, cultura, forma de pensar y de ser, que refleja la verdad de que la Iglesia está dirigida por el Espíritu Santo, que permite a todos ofrecer su propia contribución".
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Mons. Miguel Cabrejos, presidente del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), uno de los organizadores, afirmó este viernes que "la palabra sinodalidad es fácil de pronunciar, pero difícil practicarla".
"El reto más grande es aprender a caminar en la sinodalidad con los que nos entendemos y con los que no, en todo nivel", indicó el Prelado en la conferencia de prensa realizada el día de hoy.
Del 13 al 17 de febrero decenas de delegados –entre laicos, religiosos y miembros de clero– de Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Panamá y México (zona denominada CAMEX) se reunieron para abordar diversas temáticas desde la "escucha" y el "discernimiento", en preparación para el próximo Sínodo de los Obispos.
La hermana Laura Max, panelista y miembro de la Conferencia de Religiosos y Religiosas de Guatemala (Confregua), coincidió con Mons. Cabrejos en que "el desafío más urgente es el mismo proceso de sinodalidad, esa escucha y diálogo de nuestras preocupaciones y dolores".
Según la religiosa, esta primera asamblea ha servido para "sentarnos, escucharnos y dejarnos iluminar por el Espíritu Santo".
"Nos hemos sentado con la apertura de abrir nuestro corazón. Escucha activa y profunda, sin prejuicios, porque cada uno vino con sus propias experiencias pastorales en diferentes ámbitos de la Iglesia", acotó.
El método de "conversación espiritual"
Para acercar a miembros de la Iglesia de diferentes países y culturas, se utilizó el método de "conversación espiritual". Así lo aseveró la hermana Dolores Valencia, quien cumple la función de facilitadora del encuentro CAMEX.
Ella señaló que el método "nos lleva a un discernimiento profundo sin la necesidad de debatir, respondernos o convencernos, sino simplemente escuchándonos y permitiendo que esa escucha entre en el corazón".
"Eso nos lleva a distinguir lo que el Espíritu está haciendo entre nosotros y nos permite ver lo que quiere para la Iglesia", agregó.
La hermana Max aseguró que este método permitió a los participantes ser conscientes de su capacidad para "dar una opinión respetándose, hasta llegar al punto en común".
"Esto tenemos que llevarlo y contagiar a toda la Iglesia para entrar en esta dinámica. Es una mirada al interior, sin olvidarnos de salir a las periferias, como pide el Papa Francisco", señaló.
Temáticas abordadas en la asamblea CAMEX
Uno de los puntos coincidentes, sostuvo la hermana Valencia, es el "seguir buscando los medios para escuchar más a los jóvenes".
En ese sentido, la hermana Max agregó que en la Iglesia y en el mundo, la situación de la juventud "es un grito".
Otra temática vital, indicó, es escuchar "a los excluidos y a los que no están dentro de la Iglesia". "El desafío está en qué vamos a hacer para tener esa apertura", subrayó.
La hermana Valencia reconoció que "hay muchas personas alejadas de la Iglesia y que desean acercarse, pero que no hemos sabido abrir nuestros espacios y corazones para acogerlos".
Otros puntos en común, continuó la religiosa, son la necesidad de conversar sobre "la centralidad de Jesucristo en nuestro caminar" y "la importancia de ser personas de oración, de acuerdo a nuestras realidades y al signo de los tiempos".
Además, dijo que se necesita "recordar que las mujeres tenemos un aporte, un capital que ofrecer, pero además hace falta recibir un espacio". Agregó que también "se insistió mucho en el cuidado de las familias".
Tensiones durante la asamblea CAMEX y posibles soluciones
La hermana Valencia comentó que durante la asamblea surgieron algunas "tensiones" que "pueden resolverse a través del método de conversación espiritual".
"Son tensiones en diferentes campos y aspectos: en la estructura, la liturgia, en temas candentes sin resolver, como aquellos alejados o separados [de la Iglesia]: las comunidades de otra opción de género, lésbico-gay, o las personas que son divorciadas y se han vuelto a casar", explicó.
La religiosa sostuvo que, aunque estos "temas generan cierta tensión", también hay otra tensión "fundamental" sobre "cómo vivimos nuestro compromiso bautismal y cómo en ese compromiso somos todos hermanos y hermanas".
"Esto implica un diálogo, una escucha y un cambio en las maneras de actuar y de ser", acotó.
Antes de concluir la conferencia de prensa, Mons. Cabrejos resaltó algunos términos que considera necesarios para alcanzar la sinodalidad, y que son: "Escuchar, discernir y decidir".
"A veces se decide sin escuchar y menos discernir, y eso es un error. La esperanza de todos es que esta metodología siga adelante y no volvamos atrás. Esto nos va ayudará no solo a la Iglesia, sino a toda la sociedad, frente a los problemas políticos y sociales", concluyó.