El Área de Educación de la Conferencia Episcopal Boliviana (CEB) ofreció este miércoles una conferencia de prensa para tratar el tema de la reapertura del Instituto Normal Católico, forzado a su cierre en 2010 por el Gobierno de Bolivia.
Ante la prensa, Mons. Fernando Bascopé, presidente del Área de Educación, acompañado por el secretario ejecutivo de dicha Área, Jorge Fernández, dio lectura a un comunicado.
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La declaración se enmarca en el rechazo de varios sectores de la sociedad boliviana a la imposición de una nueva y única malla curricular.
En enero, los obispos de la CEB ya habían expresado su descontento, lamentando que el Estado haya definido los contenidos curriculares de forma unilateral.
La definición de la nueva propuesta, advirtieron, no tuvo en cuenta ni el aporte ni la reflexión de las instituciones que trabajan en educación.
El 7 de febrero, docentes y padres de familia realizaron una marcha por las calles de la ciudad de La Paz en rechazo a la malla curricular. La manifestación fue en contra de una propuesta "improvisada" y de la "imposición" del Ministerio de Educación.
Para los obispos, el nuevo diseño curricular compromete "los pocos alcances, logros y esfuerzos" de las dos últimas gestiones.
Además, sus contenidos, en particular los vinculados a educación sexual, incluyen temáticas "propias del fuero interno de la familia". Sin el contexto adecuado, estos puntos "solo producen confusión y desorientación".
Ante ese panorama, la CEB había tomado la decisión de reabrir el Instituto Normal Católico.
Para ello, en diciembre, realizaron la solicitud correspondiente, pero recibieron la negativa del Ministerio de Educación.
"En el año 2010 el Estado boliviano nos obligó al cierre del Instituto Normal Católico Sedes Sapientiae, que por más de 65 años existió al servicio no sólo de la comunidad católica en Bolivia, sino para todo el pueblo boliviano", recordaron.
El instituto, subrayaron, "fue por décadas un incuestionable referente de formación docente para nuestro país".
"En sus aulas se formaron más de 12 mil maestros normalistas que recibieron una formación académica de excelencia", detallaron.
La decisión del cierre, que el Estado ratifica con la negativa a la reapertura, vulnera varios derechos, explicaron.
En primer lugar, "el derecho de la Iglesia Católica a formar sus propios profesores de acuerdo a las creencias que profesamos la mayoría de los bolivianos", pero también "el derecho de cualquier otra organización o agrupación de la sociedad civil a hacer lo mismo".
"Vulnera también el derecho de los padres de familia, principales responsables de la educación de sus hijos, a elegir el tipo de educación que refleje sus valores, ideas y convicciones", expusieron.
Advirtieron asimismo que esto va en contra de varios tratados y convenios internacionales que reconocen el derecho de los padres a escoger la educación de sus hijos.
"El Estado no puede negarnos el derecho de reabrir la Normal si nosotros cumplimos los requisitos necesarios para hacerlo", recalcaron.
Los obispos destacaron igualmente que durante mucho tiempo, la Iglesia Católica "ha aportado a la sociedad boliviana a través de su misión de educar la niñez y juventud del país".
Fundados en la intención de seguir haciéndolo, expresaron: "Necesitamos tener un Instituto Normal de formación docente propio". Este pedido, sostuvieron, "representa un interés particular legítimo".
Asimismo, consideraron importante "que existan escuelas con distintas orientaciones religiosas, morales y filosóficas que reflejen la pluralidad de la sociedad boliviana".
"No puede imponerse solamente una currícula. Eso no es educación, es adoctrinamiento", denunciaron.
Mons. Bascopé resaltó, además, que "los fieles y el pueblo boliviano conocen y recuerdan el rol de facilitadores del diálogo que ha jugado la CEB y mis hermanos obispos", en referencia a su papel en la pacificación del país durante la crisis política de 2019.
Dicho rol hoy es puesto en duda por el gobierno al llamar a declarar a diez obispos en el marco de la causa "Golpe I", que investiga un presunto golpe de Estado que derivó en la renuncia de Evo Morales a la presidencia del país.
En los últimos días, obispos y políticos de Bolivia se refirieron al tema como una persecución a la Iglesia.
"Nos quieren amedrentar, pero yo creo que es no conocer la naturaleza de la Iglesia", advirtió Mons. Percy Galván, Arzobispo de La Paz.