El Obispo de Palm Beach (Estados Unidos), Mons. Gerald Barbarito, animó a los fieles a reflexionar sobre el gran don de los sacramentos en sus vidas, especialmente en estos días previos a la Cuaresma que comenzará el 22 de febrero.

En una columna publicada en el sitio web de la Diócesis de Palm Beach, el Prelado señaló que "los sacramentos son tesoros de la Iglesia que provienen directamente de Cristo y que nos permiten entrar en una relación viva con Él".

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En ese sentido, afirmó que la Eucaristía es el "sacramento de los sacramentos" y, por tanto, "el centro de nuestra vida eclesial".

Mons. Barbarito explicó que "hay esencialmente cuatro elementos que definen un sacramento: signo, instituido por Cristo, destinado a dar gracia y encomendado a la Iglesia".

Respecto al primer elemento, indicó que "un sacramento es un signo. Es un símbolo. Representa algo más allá. Sin embargo, a diferencia de otros símbolos, un sacramento es en realidad lo que significa".

A ello se añade que "un sacramento representa una acción de Cristo. Los elementos que se utilizan en un ritual sacramental nos ayudan a comprender lo que significan. Sin embargo, el sacramento va más allá de señalar lo que representa".

En ese sentido, señaló que "el sacramento de la Eucaristía no es simplemente un símbolo del Cuerpo y la Sangre de Cristo. Va más allá de lo que representa y en realidad se convierte en el mismo Cuerpo y Sangre de Cristo".

En segundo lugar, en su columna el Obispo de Palm Beach explicó que los siete sacramentos fueron instituidos por Jesús para "ayudarnos a darnos cuenta de la presencia de Cristo entre nosotros y lo que ha logrado su misión salvadora". "Son completos como parte del misterio de la misión continua del Señor en nuestras vidas", afirmó.

Asimismo, desarrollando el tercer elemento, aseguró que están destinados a dar la gracia "que nos permite entrar en una relación real y amorosa con Dios", pero para ello deben ser celebrados "de una manera que no sea rutinaria, sino personal y significativa".

El Obispo de Palm Beach recordó finalmente que Cristo confió los sacramentos a la Iglesia, para que los administre y celebre como acciones comunitarias, "incluso en los rincones más privados del confesionario".

Por ello, Mons. Barbarito alentó a los católicos a no olvidar "los grandes misterios y dones que son y recibirlos siempre con renovado fervor y gratitud. Son grandes tesoros".