El P. Francisco José Sevilla Calixto, de la Diócesis de Albacete (España), afirma en una carta publicada este domingo que sabe que será "señalado como 'el cura que llama nazis a las mujeres que abortan', pero los amantes de la libertad saben, y mi conciencia así me lo afirma, que eso no es así".
El pasado 31 de enero, el P. Francisco José Sevilla Calixto, párroco de la iglesia de San Juan Pablo II de Albacete, compartía en las redes sociales una reflexión sobre el aborto, en la que se preguntaba: ¿no es más bien algo propio del más radical nazismo que fomenta un genocidio?
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¿Aún piensas que el #aborto puede ser un "derecho"?
- 𝑷𝒂𝒄𝒐 𝑺𝒆𝒗𝒊𝒍𝒍𝒂 ن (@SevillaCalixto) January 31, 2023
¿Aún piensas que el #aborto es "salud reproductiva"?
¿Aún piensas que el #aborto es una "ley de progreso"?
¿No es más bien algo propio del más radical #nazismo que fomenta un genocidio?#SiALaVida pic.twitter.com/ISLhncg6UG
Estas palabras llevaron a algunos medios a señalar al P. Sevilla como un sacerdote que llama nazis y genocidas a las mujeres que abortan.
En la medida en que la polémica fue aumentando a lo largo de los días, el párroco ha publicado una carta este domingo titulada "Un grito en el silencio", en la que mantiene su posición sobre el crimen del aborto y denuncia la manipulación a la que han sido sometidas sus palabras.
Carta ✍🏼de nuestro párroco ante el ensañamiento mediático al que se le ha sometido estos días pasados: pic.twitter.com/ogyIpoqfeV
- 𝗣𝗮𝗿𝗿𝗼𝗾𝘂𝗶𝗮 𝗦𝗮𝗻 𝗝𝘂𝗮𝗻 𝗣𝗮𝗯𝗹𝗼 𝗜𝗜 (@AlbaJuanPabloII) February 5, 2023
El presbítero expone que "la sociedad se ha ido acostumbrando a hacer oídos sordos" ante el aborto. Y, al tiempo, que "ha sido adormecida" con términos como "derecho" o "salud reproductiva" de tal forma que en los últimos años "las leyes que amparan, y digámoslo con la palabra exacta, ese crimen, se han radicalizado".
El P. Sevilla subraya que el aborto "en número ya supera a los más atroces atentados a la vida que ha conocido la historia de la humanidad, atentados a los que podemos ponerles nombre aunque chirríen en los oídos de algunos".
Esta es la razón por la que "siempre es bueno volver a meter el dedo en la llaga y crear tensión para que repercuta en la esfera pública y, así, señalar que ese tema sigue abierto y que la sociedad, al menos la parte que aún mantiene una buena voluntad, pueda reaccionar".
El presbítero, ante la manipulación mediática, enfatiza que "hay que reafirmarse".
Y se pregunta: "¿Por qué se empeñan en afirmar que los que defienden la vida, condenando el aborto, llamándolo como lo que verdadereamente es, de ahí se deduce que se condena a quienes deciden tomar esa decisión?".
El sacerdote recuerda que "sin ocultar la gravedad del hecho siempre hemos sido comprensivos, acogedores y hemos acompañado a las que psicológicamente han quedado afectadas".
El P. Sevilla ha recordado, a quienes en esta polémica "apelaban al talante del Papa Francisco" las palabras del Pontífice sobre el aborto:
"El aborto es más que un problema. El aborto es un homicidio. Sin medias palabras: quien realiza un aborto, mata. ¿Es correcto matar una vida humana para resolver un problema? Segunda pregunta: ¿es correcto contratar un sicario para resolver un problema? Por eso la Iglesia es tan dura con este tema, porque si acepta eso es como aceptar el homicidio cotidiano".
El párroco pide a los feligreses que "no se dejen llevar por la tergiversación" y advierte: "Si alguno, que los habrá, apoya el aborto, incluso nos han confiado a sus hijos a nuestra labor catequética, imagino sabrán que lo han hecho a una parroquia católica con todo lo que lleva consigo".
"Sé que, por el poderío de la tergiversación de los medios de comunicación, seré señalado como 'el cura que llama nazis a las mujeres que abortan', pero los amantes de la libertad saben, y mi conciencia así me lo afirma, que eso no es así", explica el sacerdote.
Y continúa: "Soy un cura, como todos, que defiende la vida desde el momento de la concepción hasta su muerte natural y que no se amedrenta en afirmarlo pese a las consecuencias".
En este sentido, el párroco recuerda palabras de San Juan Pablo II en su encíclica "Redemptor hominis": "La Iglesia no puede permanecer insensible a todo lo que sirve al verdadero bien del hombre, como tampoco puede permanecer indiferente a lo que lo amenaza".