La Arquidiócesis de Sídney (Australia) se despidió del Cardenal George Pell, quien fuera su Arzobispo desde 2001 hasta 2014, y lo recordó como "un león de la Iglesia".
La Catedral de Santa María en Sídney recibió esta mañana a un numeroso grupo de fieles católicos que llegaron a participar en el funeral del Cardenal Pell, fallecido en Roma el 10 de enero de 2023.
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Durante el sermón, Mons. Anthony Fisher, actual Arzobispo de dicha ciudad australiana, recordó que en 2007 el Cardenal Pell pidió que las homilías de los funerales se enfoquen en las Escrituras, en la resurrección y en la misericordia de Dios, evitando que se convierta en una "canonización" del fallecido.
Sin embargo, no pudo dejar de mencionar algunos aspectos de la vida de quien fuera su predecesor hasta 2014, cuando el Papa Francisco lo nombró prefecto de la Secretaría de Economía del Vaticano.
Mons. Anthony Fisher destacó que el Cardenal Pell fue "un león de la Iglesia" y "un hombre gigante con una gran visión para la Iglesia en Australia", que no se cansó de proclamar el Evangelio "sin vergüenza, con vehemencia y con valentía".
El Arzobispo de Sídney también resaltó que, debido a su "gran corazón", el fallecido Purpuradol tuvo la fortaleza "para luchar por la fe y soportar la persecución", al mismo tiempo que se preocupaba por los sacerdotes, los jóvenes, los sin techo, los presos y los cristianos imperfectos.
La celebración litúrgica fue acompañada por cantos con especial significado para el Cardenal Pell cuando sirvió allí como pastor.
Durante la Misa se escuchó "Firmly I believe and truly", un himno con letra de San John Henry Newman, el cual el propio Cardenal Pell escogió para su Misa de instalación en 2001.
El coro de la Catedral de Santa María también entonó el himno "Love Divine, all loves excelling", escogido por el Cardenal Pell para su Misa de despedida antes de partir hacia Roma en 2014.
El director de orquesta, Sir James MacMillan, compuso para este funeral un motete que lleva por nombre el lema episcopal del Purpurado: "No tengáis miedo".
Luego de la Misa, el cuerpo del Cardenal Pell fue enterrado en la cripta de la Catedral de Santa María, junto a los restos de sus predecesores.