El P. Emmanuel Tropini, vicario de la parroquia Santa Rosa de Lima, en Villaguay (Argentina), se unió a más de cien fieles en una gran demostración de amor a la Virgen María: el cruce a pie de la Cordillera de los Andes en peregrinación.
Con el lema "Peregrino de los Andes, levanta la mirada", el recorrido comenzó el 16 de enero en la ciudad de Mendoza y, tras 415 kilómetros de caminata, llegó este jueves al Santuario de Bellavista (Chile), en la llamada "Cruzada de María".
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La iniciativa es coordinada por la juventud masculina del Movimiento de Schoenstatt, entre ellos sacerdotes y seminaristas. También participan jóvenes de Argentina, Paraguay, Brasil y Chile, así como un seminarista de México y otro de Suiza.
Al recordar en el portal Mirador Entre Ríos el paso ante el Cerro Aconcagua, el más alto de la cordillera, el sacerdote se refirió a "toda su maravillosa magnitud" y al paisaje, "que va quedando en cada uno de nosotros de manera inolvidable, sorprendiéndonos a cada paso por el mensaje de la creación".
"Todo esto nos revela la importancia de conocer nuestro país a través de sus bellezas y desde la fe", afirmó el presbítero. "Este desafío de la peregrinación y su recorrido también nos llenan el alma".
La delegación estuvo conformada por 110 personas, que hicieron el recorrido "muy fortalecidos por la fe, las oraciones, y también el intercambio que este tipo de convocatorias propone en los lugares donde se realiza un descanso para tomar fuerzas y continuar".
"Es una experiencia muy enriquecedora desde el punto de vista espiritual y humano", sostuvo.
"Es una gracia de Dios que debemos interpretarla como una oportunidad para pensar y repensar. Caminamos rodeados de lo imponente y la creación nos demuestra lo pequeños que somos"; reconoció.
"Sin embargo, debemos pensar cuánto podemos hacer cada uno, junto a los demás, para cambiar y generar una empatía que nos permita mirar con el deseo de ayudar para llevar la palabra del Creador a quienes se sienten desalentados en este mundo complejo", señaló el P. Tropini.
En cuanto al lema, el sacerdote precisó que se trata de "levantar la mirada a las cosas celestiales, a las cosas de Dios, para no quedarnos solamente en las realidades terrenales sino con fe, esperanza e ideales. Algo que trabajamos mucho son los valores y aspiración a las grandes cosas de la vida. No conformarse con lo pequeño, sino luchar por las convicciones que están relacionadas con todo esto".
Además de "lo reconfortante del paisaje", el vicario parroquial valoró que estar en medio de las montañas "nos ubica para comprender que somos un pequeño punto en la gran creación".
También se refirió a las dificultades del camino: "Vamos pasando por distintos momentos y circunstancias en que la caminata se hace muy dura, con un promedio de unos 25 kilómetros por día", detalló.
"Con el sol, las ampollas en los pies y algunos dolores se pone complicado e incluso incómodo", agregó. "Hace mucho frío, sin nieve en el recorrido, pero sí en la parte alta de los cerros".
El clima fue "de contagiante alegría", aseguró, debido a la cantidad de jóvenes que "participan mucho en la oración, los cánticos y la Misa diaria".
"El clima es espiritual, pero también hacemos guitarreadas, y como hay chicos de otros países, se habla de fútbol y están presentes las costumbres de esos lugares, algunas que conocemos y otras que las vamos aprendiendo en el intercambio de cada día, en un clima de maravillosa comunión", expresó.
En la última parada antes de llegar a Bellavista, el peregrino argentino Tomás Ugarte dio su testimonio en las redes sociales: "Estoy contando los kilómetros para llegar, empieza a latir fuerte el corazón, se empieza a sentir el Santuario de Bellavista, muy contento de que no queda nada".
Por su parte, Vicente, un joven chileno, agradeció el cariño "muy grande" que han recibido durante estos días. "Agradecer a la Mater lo que ha sido esta cruzada y a encontrarnos con Jesús, con esta energía tremenda y amor por Dios que tenemos".
El paraguayo Matías Estigarribia, por su parte, expresó: "Emocionados, felices de llegar después de mucho sufrimiento, con ganas de llegar y entregarle a la Mater todo el sacrificio y la entrega que hicimos durante estos días".
Al alcanzar la puerta del Santuario, los "cruzados" cantaron e hicieron flamear las banderas de sus países.
Historia de la Cruzada de María
La peregrinación tiene su origen en un encuentro internacional de la Juventud Masculina del Movimiento de Schoenstatt, que se celebró en 1999 en Bellavista, Chile.
Como actividad previa al encuentro, se realizó una peregrinación a pie que partió desde el Santuario de Mendoza y cruzó la cordillera de los Andes a través del paso del Cristo Redentor.
El objetivo fue simbolizar la magnitud del acontecimiento que estaban por celebrar, con el sello particular de la Juventud Masculina, y recorriendo el camino que hicieron las tropas de los Generales José de San Martín y Bernardo O'Higgins para la independencia de sus naciones.