El Papa Francisco alentó a los jóvenes y catequistas a cuidar la alegría y a no dejar "que se apague", porque "Jesús cree en ustedes y no los dejará solos".
Así lo expresó el Santo Padre ante los más de 65 mil fieles reunidos este 2 de febrero en el Estadio de los Mártires de Kishasa, la capital de la República Democrática del Congo.
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"Queridos amigos, jóvenes y catequistas, les agradezco lo que hacen y lo que son, su entusiasmo, su luz y su esperanza", les dijo el Papa durante un emotivo y colorido encuentro que estuvo animado por bailes, cantos, ovaciones y aplausos.
En esta línea, el Santo Padre les aconsejó: "No se desanimen nunca. Jesús cree en ustedes y no los dejará solos. La alegría que tienen hoy cuídenla y no dejen que se apague".
Al pronunciar su discurso, el Pontífice tuvo que interrumpir varias veces el texto previsto para dialogar con la multitud que participó con aplausos, ovaciones y cantos.
En una ocasión, los miles de jóvenes gritaron "no a la corrupción" ante las autoridades civiles presentes.
VOLUME UP! Here is Pope Francis' strong appeal to the more than 65,000 Congolese youth gathered at the Martyrs' Stadium: No to corruption! The Holy Father asks young people not to be swallowed up by the swamp of evil. #PopeinAfrica #PopeinCongo pic.twitter.com/8AxyNGpbvn
- EWTN Vatican (@EWTNVatican) February 2, 2023
Además, el Papa los invitó a tomar la mano de la persona que estaba a su lado para destacar la importancia de la comunidad, de ser una sola Iglesia.
En otro momento, el Santo Padre pidió guardar un minuto de silencio para recordar a las personas que nos han ofendido y pedir al Señor el poder perdonarlas.
Consejos para la vida
En ese escenario el Papa Francisco sugirió cinco consejos para la vida, que comparó con los dedos de la mano y calificó como "ingredientes para el futuro": la oración, la comunidad, la honestidad, el perdón y el servicio.
Oración
Sobre el primero, recordó que la oración "hace latir la vida". Por eso es el primer ingrediente, "el más esencial, porque nosotros solos no somos capaces".
"La oración es 'el agua del alma', es humilde, no se ve, pero da vida. Quien reza, madura interiormente y sabe levantar la mirada hacia lo alto, acordándose que fue hecho para el cielo", señaló.
Comunidad
Luego, el Santo Padre destacó la importancia de la comunidad, alentándolos a que "no dejen que su juventud se estropee por la soledad y el aislamiento", así como también advirtió sobre la confusión en las redes sociales debido a que "la virtualidad no basta".
"Siéntanse una única Iglesia, un único Pueblo… Eres indispensable y responsable para tu Iglesia y tu país; perteneces a una historia más grande, que te llama a ser protagonista, creador de comunión, defensor de fraternidad, indómito soñador de un mundo más unido. En esta aventura no están solos, toda la Iglesia, esparcida por el mundo, los apoya", destacó.
Honestidad
En tercer lugar, el Papa Francisco resaltó la importancia de la honestidad, porque "ser cristianos es testimoniar a Cristo. Por tanto, el primer modo para hacerlo es vivir rectamente, como Él quiere".
"Eso significa no dejarnos enredar en los lazos de la corrupción. El cristiano no puede más que se honesto, de lo contrario traiciona su identidad. Sin honestidad no somos discípulos ni testigos de Jesús; somos paganos, idólatras que adoran su propio yo en vez de adorar a Dios, que usan a los demás en lugar de servirlos", advirtió.
Para ello, el Santo Padre dijo que para "vencer el cáncer de la corrupción" es necesario hacer el bien, por lo que los animó a transformar "el mal en bien, el odio en amor, la guerra en paz".
"No te dejes vencer por el mal, no creas en las tramas oscuras del dinero, que te hundirán en las tinieblas. Ser honestos es resplandecer en el día, es difundir la luz de Dios, es vivir la bienaventuranza de la justicia: vence al mal, haciendo el bien", pidió.
Perdón
Asimismo, manifestó que "para crear un futuro nuevo necesitamos dar y recibir perdón. Esto es lo que hace el cristiano: no ama solo a aquellos que lo aman, sino que sabe detener con el perdón la espiral de las venganzas personales y tribales".
En este sentido, el Santo Padre explicó que "las grandes metas de la vida, el amor en primer lugar, pasan a través de la fragilidad, el esfuerzo y las dificultades. Estos deben vivirse, afrontarse con paciencia y confianza, sin abrumarse por problemas inútiles".
"Perdonar quiere decir saber empezar de nuevo. Perdonar no significa olvidar el pasado, sino no resignarse a que se repita. Es cambiar el curso de la historia. Es levantar al que ha caído. Es aceptar la idea de que nadie es perfecto y que no sólo yo, sino que todos tienen el derecho de empezar de nuevo", indicó.
Servicio
Finalmente, el Papa Francisco recordó que "la pequeñez, el hacerse pequeño, es lo que atrae a Dios" y añadió que "es hermoso servir a los demás, hacerse cargo, hacer algo gratuitamente, como lo hace Dios con nosotros".
"Yo quisiera agradecerles, queridos catequistas, porque para muchas comunidades ustedes son vitales como el agua; háganlas crecer siempre con la limpidez de su oración y de su servicio".
El Santo Padre reconoció que en la vida "frecuentemente el desorden crea atascos y bloqueos inútiles, que hacen perder tiempo y energías, y alimentan la rabia". Sin embargo, destacó que "nos hace bien, en cambio, aun en la confusión, tener en el corazón y en la vida puntos fijos, direcciones estables, para dar comienzo a un futuro distinto, sin perseguir los vientos del oportunismo".
"La República Democrática del Congo espera de sus manos un futuro distinto, porque el futuro está en sus manos. Que su país vuelva a ser, gracias a ustedes, un jardín fraterno, el corazón de paz y de libertad de África", concluyó el Pontífice.
Al finalizar este emotivo encuentro, el Papa Francisco rezó el Padre Nuestro e impartió la bendición en francés.