Fuentes del Arzobispado afirmaron que el encierro de los más de mil inmigrantes indocumentados reclamando “papeles” en la Catedral de Barcelona ocurrido el sábado pasado se saldó con la rotura de varios bancos y lámparas, y con la presencia de charcos de orines en varios puntos del templo, incluida la zona junto al altar.
Según fuentes catedralicias, los inmigrantes rompieron varios bancos -cuando los pusieron a modo de barricada contra las puertas del mismo para impedir el ingreso de los agentes policiales-, algunas lámparas, e incluso orinaron junto al altar, pese a que el Arzobispado les autorizó pasar la noche en las instalaciones del templo con la condición de que lo respetasen todo, hicieran el mínimo ruido posible, y lo abandonasen a las nueve de la mañana.
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El mismo vocero declaró que los integrantes del colectivo fueron ubicados en el claustro de la Catedral, desde donde tenían acceso a los servicios higiénicos para, precisamente, conservar la limpieza en el templo, además de ofrecerles mantas y comida para evitar que pasaran frío y hambre durante su encierro.
Otro portavoz del Arzobispado anunció que no se interpondrá ninguna denuncia ni harán pagar a nadie los desperfectos, aunque recordó que “éste es un lugar de culto y se debería ir con mucho cuidado al hacer algunas cosas que son muy desagradables”.
La intervención de la Policía en el templo se saldó con la detención de varias personas. Asimismo se dio a conocer que a varios de los que se encerraron en la Catedral se expidió la orden de expulsión del país, incluyendo a los cabecillas que convocaron la manifestación previa al encierro.