El Papa Francisco pidió este viernes "no idealizar el matrimonio" y aseguró que "la fragilidad, que siempre permanece y acompaña también a la vida conyugal, no llevará a la ruptura gracias a la fuerza del Espíritu Santo".
En la mañana de este 27 de enero, con motivo de la inauguración del Año Jubilar, el Papa Francisco recibió en audiencia a los Prelados Auditores, Oficiales, Abogados y Colaboradores del Tribunal de la Rota Romana, a quienes habló acerca del don del matrimonio.
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El Santo Padre compartió con los presentes algunas reflexiones sobre el matrimonio, debido a que "en la Iglesia y en el mundo hay una fuerte necesidad de redescubrir el significado y el valor de la unión conyugal entre un hombre y una mujer, sobre la que se funda la familia".
Además, destacó que uno de los aspectos de la crisis que afecta a tantas familias "es la ignorancia práctica, tanto personal como colectiva sobre el matrimonio".
"Se puede decir que toda la Iglesia es una gran familia, y de un modo muy especial, a través de la vida de quienes forman una Iglesia doméstica, recibe y transmite la luz de Cristo y de su Evangelio en el ámbito familiar",.
A continuación el Santo Padre señaló que "la Iglesia considera el servicio a la familia una de sus tareas esenciales" y en este sentido, "tanto el hombre como la familia constituyen 'el camino de la Iglesia'".
Para el Papa Francisco, "el Evangelio de la familia remite al designio divino de la creación del hombre" y aseguró que el hecho "de ser una sola carne forma parte del plan divino de redención".
El matrimonio no es un acontecimiento social
En esta línea, el Santo Padre subrayó que el "matrimonio según la Revelación cristiana no es una ceremonia o un acontecimiento social, ni una formalidad; tampoco es un ideal abstracto: es una realidad con consistencia propia y precisa".
Más tarde, invitó a los fieles a preguntarse: "¿cómo es posible que se produzca una unión tan envolvente entre el hombre y la mujer, una unión fiel y para siempre de la que nace una nueva familia? ¿Cómo es posible, dadas las limitaciones y la fragilidad del ser humano?".
"Debemos hacernos estas preguntas y dejarnos sorprender por la realidad del matrimonio. Jesús nos da una respuesta sencilla y al mismo tiempo profunda: Que nadie divida lo que Dios ha unido", añadió.
El Santo Padre aclaró que "los esposos dan vida a su unión con libre consentimiento, pero sólo el Espíritu Santo tiene el poder de hacer de un hombre y una mujer uno solo".
"Todo esto nos lleva a reconocer, -continuó el Papa-, que todo verdadero matrimonio, incluso el no sacramental, es un don de Dios a los esposos".
"El matrimonio siempre es un regalo. La fidelidad conyugal descansa en la fidelidad divina, la fecundidad conyugal descansa en la fecundidad divina", afirmó.
Además, apuntó que "el hombre y la mujer están llamados a acoger este don y a corresponderle libremente con el don recíproco de sí mismos".
Aunque esta visión parezca "utópica, ya que parece ignorar la fragilidad humana", el Papa Francisco aseguró que "la indisolubilidad se concibe a menudo como un ideal, y tiende a prevalecer la mentalidad de que el matrimonio dura mientras hay amor".
"Pero, ¿de qué amor se trata? También en este caso suele haber desconocimiento del verdadero amor conyugal, reducido al plano sentimental o a la mera satisfacción egoísta", explicó.
"En cambio, el amor conyugal es inseparable del matrimonio mismo, en el que el amor humano, frágil y limitado, se encuentra con el amor divino, siempre fiel y misericordioso".
El Santo Padre dijo que Dios sostiene a los esposos con su gracia ya que "el amor entre marido y mujer necesita una purificación y maduración continuas, comprensión mutua y perdón".
No idealizar el matrimonio
El Santo Padre también advirtió que "no hay que idealizar el matrimonio, como si sólo existiera donde no hay problemas".
"Cuando vivimos en familia, allí es difícil fingir y mentir, no podemos mostrar una máscara. Si el amor anima esta autenticidad, el Señor reina allí con su alegría y su paz".
"La espiritualidad del amor familiar está hecha de miles de gestos reales y concretos. En esta variedad de dones y encuentros que llevan la comunión a la madurez, Dios tiene su morada".
El Papa Francisco explicó también que si "el vínculo se entiende precisamente como vínculo de amor, entonces se revela como el núcleo del matrimonio, como un don divino que es fuente de verdadera libertad y que custodia la vida conyugal".
El Santo Padre reiteró a continuación que "el matrimonio, don de Dios, no es un ideal o una formalidad, sino una realidad con una sustancia propia y precisa".
"Ahora me gustaría subrayar que ¡es un bien! Un bien de extraordinario valor para todos: para los propios esposos, para sus hijos, para todas las familias con las que se relacionan, para toda la Iglesia, para toda la humanidad".
Además, el Papa recordó que "en la economía cristiana de la salvación, el matrimonio constituye ante todo el camino hacia la santidad de los propios esposos, una santidad vivida en la cotidianidad de la vida: es un aspecto esencial del Evangelio de la familia".
"Es significativo que la Iglesia proponga hoy como ejemplos de santidad a algunos matrimonios; y pienso también en los innumerables cónyuges que se santifican y edifican a la Iglesia con esa santidad".
Ayuda en las crisis
Asimismo, el Santo Padre aseguró que en las crisis, los matrimonios pueden contar con la ayuda de los demás fieles y de la Iglesia.
Aseguró que "un recurso fundamental para afrontar y superar las crisis es renovar la conciencia del don recibido en el sacramento del matrimonio, don irrevocable, fuente
gracia en la que siempre podemos confiar".
"Así, la fragilidad, que siempre permanece y acompaña también a la vida conyugal, no llevará a la ruptura, gracias a la fuerza del Espíritu Santo", concluyó el Santo Padre.