El joven sacerdote que escuchó confesiones durante 18 horas seguidas reveló el nombre de los santos que lo inspiraron.
El P. David Michael Moses, sacerdote de la Arquidiócesis de Galveston-Houston (Estados Unidos), contó a EWTN Noticias que la idea de tener largas jornadas de confesión se la debe a dos santos cuyas vidas conoció desde pequeño.
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"Mientras crecía escuchaba historias de mi mamá sobre San Juan María Vianney y el Santo Padre Pío, de cómo ellos escuchaban confesiones durante 16, 17, 18 horas al día", recordó.
"Siempre me preguntaba cómo sería eso posible", mencionó.
San Juan María Vianney, también conocido como el Santo Cura de Ars, fue un piadoso sacerdote que durante la primera mitad del siglo XIX administraba el sacramento de la penitencia hasta 18 horas al día.
Miles de personas peregrinaban hasta Ars para confesarse con él; solía atender a los fieles desde la medianoche hasta las 6 de la tarde.
Por su parte, San Pío de Pietrelcina fue uno de los confesores más famosos del siglo XX. Quienes se acercaban a su confesionario aseguraban que el santo de los estigmas tenía el don de escrutar las conciencias y de mencionar los pecados que los penitentes olvidaban confesar.
El P. Moses explicó que, tras su ordenación sacerdotal, se dio cuenta de la gran necesidad del sacramento de la Confesión.
"Es demasiado bueno para el mundo que el poder de la misericordia de Dios sea tan fuerte para la vida de las personas a través de este sacramento", comentó el joven sacerdote.
Por eso tomó la decisión de "hacerlo accesible para todas las personas, especialmente, en los tiempos de Adviento y Cuaresma".
Confesar a los fieles durante 18 horas fue para el P. Moses "reflejar la disponibilidad de la misericordia de Dios, que siempre está esperando que volvamos a Él".
La larga jornada de confesiones comenzó el 17 de diciembre a las 6 de la mañana y terminó a la medianoche.
El P. Moses resaltó que al inicio del día "ya había 3 carros estacionados esperando", y que por la tarde "a veces eran 30 o 40 personas esperando en la fila".
Dijo también no estar "exactamente seguro sobre la razón de por qué la gente vino".
"Solo sé que para mí, como sacerdote, hacer el sacramento accesible para las personas hace que ellas respondan muy bien", explicó.
Finalmente, el sacerdote invitó a los jóvenes como él a recordar que "lo que el Señor quiere para nosotros es liberarnos del pecado que nos lastima y poder darnos la plenitud de la vida en el gozo de seguirlo".
Debido al éxito de su primera jornada de confesiones, el P. Moses decidió repetir la idea el 21 de diciembre con resultados similares.