El Consejo Diocesano de Laicos de Pinar del Río publicó una declaración en la que denuncia la grave crisis que afecta a la sociedad cubana y advierte que ésta sólo será superada con un modelo de desarrollo que promueva al ser humano.
Con el título “El desánimo llama a la esperanza y al cambio”, el Consejo sostiene que “nuestra desesperanza es fruto de haber puesto la esperanza en proyectos que no promueven a la persona humana” y olvidan que “el hombre es siempre un proyecto que constantemente se está rehaciendo y ese modelo de humanidad no es otro que Cristo Jesús”.
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“La esperanza no es esperar que Dios lo haga todo, sino contando con Dios hacer nosotros con los otros lo que nos corresponde hacer”, precisa el texto publicado por el boletín Vitral.
El Consejo indica que “nuestra desesperanza es fruto de esperar tranquilamente que las soluciones las den otros y de no poner nuestra propia cuota de sacrificio y responsabilidad personales. El verdadero sacrificio es trabajar aquí y ahora para que se haga cada vez más presente lo que falta”.
Signos de la crisis
Además, pide a los cubanos reflexionar ante los signos de la crisis: el éxodo, las tensiones, la falta de proyectos futuros, la incoherencia y la falta de realización personal.
“Constatamos el aumento de la desesperanza, porque vemos amenazada hoy más que nunca la integridad, la dignidad y los derechos de la persona humana, el aumento de la violencia personal y social desatadas, los signos cada vez más frecuentes de alienación y hedonismo, la división familiar, la pérdida de valores, la falta de libertad, las opresiones e injusticias estructurales que dependen en primer lugar de nosotros mismos, entre otros, nos ponen ante un camino donde para muchos no se avizora una luz esperanzadora”, sostiene.
La declaración recuerda que “la esperanza es una experiencia muy quebradiza y puede ser vulnerable ante los sucesivos fracasos, porque ella se vive en la realidad cambiante de todos los días” pero “es amor y confianza, y precisamente se agiganta en los tiempos de crisis. Jesús nos anunció con su palabra y acción: "yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia" (Jn. 6, 40). Hemos sido salvados para vivir en la fe y en la esperanza”.
Misión común
Los laicos llaman a los cubanos a “aprender a esperar, no cruzados de brazos, sin
dejarnos aplastar por la realidad que es siempre cambiable. Partiendo de la diversidad de creencias e ideologías, debemos reflexionar, dialogar, mirar al futuro, hacer nuevos proyectos sociales para nuestra patria, donde el hombre sea el sujeto, el protagonista y el fin”.
Para los laicos, “el problema de Cuba es un problema entre cubanos, es un problema que surge de nuestra forma de vivir y organizar el país y debe ser resuelto entre todos los cubanos, sin exclusiones”.
“Nuestro pueblo ha demostrado con su historia una gran capacidad de recuperación, iniciativa y voluntad creativa para superar las crisis y producir los cambios necesarios, se ha caracterizado también por tener las herramientas, los dones y carismas para optar por la vida y seguir adelante. Escojamos la vida y los caminos de paz que se alzan del fango, son respiro de aurora y alimento del futuro”, concluye la declaración.