El piloto español Raúl Ruiz, de 50 años, rindió homenaje a Benedicto XVI durante un vuelo a Roma, donde habló de su gran legado por el micrófono ante la expectación de los pasajeros que más tarde aplaudieron sus palabras.
Nacido en Madrid (España), es de corazón "granadino" (de Otívar, Granada, ciudad al sur de España) y reza el Rosario antes de ir al aeropuerto.
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Ingresó en la Academia General del Aire en San Javier, Murcia (España), en el año 1992, donde tuvo una gran influencia de los sacerdotes del Arzobispado Castrense. Aunque su fe, recuerda, la heredó de sus padres, "ambos catequistas y benditos ejemplos de vida cristiana".
Preguntado por ACI Prensa sobre la valentía de su gesto, aseguró que para él "son valientes los que están perseguidos por la fe en muchas partes del mundo, donde dan y ofrecen su propia vida".
"Y ahí los tenemos, firmes, sin dudar, por Cristo y por nosotros. Aquí es fácil", expresó el piloto.
"Tenía que hacer algo"
Raúl explicó que "por la tarde del día anterior, escuchando la radio, y ya por la noche, leyendo artículos de prensa escrita sobre Benedicto XVI, se quedaron varias frases en la retina que me hicieron meditar".
Al día siguiente, 5 de enero, tenía previsto pilotar el avión desde Sevilla con destino a Roma, el mismo día del funeral de Benedicto XVI.
"También pensaba en la coincidencia de volar a Roma en el funeral de Benedicto XVI, ya que tuve la gran suerte de ser uno de los pilotos que llevó a Sus Majestades los Reyes de España al funeral de San Juan Pablo II".
"Esto era una señal", pensó el piloto que desde hace 15 años vive en la ciudad de Sevilla junto a su mujer y sus tres hijos.
"Vi con emoción cómo tantas personas iban a Roma a despedirse, gastando sus ahorros e incluso sus días de vacaciones, estaban haciendo algo y yo no hacía nada".
Tras "empaparse" de la sabiduría "de un Papa tan claro, tan sencillo y a su vez tan directo, tan valiente que incluso decidió renunciar por su propia convicción", sintió la necesidad de dedicarle algo "y compartirlo con todas las personas que nos acompañaban en el vuelo".
El piloto quería demostrarles que "no estaban solos; también yo quería estar, un humilde servidor que les acompañaba con el corazón".
"Aunque más tarde me di cuenta de que el que estaba solo era yo, y que de alguna manera me 'escondería' en sus maletas para despedirme de Benedicto XVI".
"Las palabras de todos"
Raúl Ruiz contó a ACI Prensa que "ha sido increíble, he recibido multitud de mensajes incluso de personas que ni siquiera conozco pero que de una manera u otra han conseguido mi teléfono".
"Nunca pensé que mi locución la escuchara tantísima gente y que alguien me diera las gracias por escucharla, que es lo que más me emociona".
"Saber que somos tantos soldados -continuó- que no se escuchan pero que están, que formamos el ejército más poderoso del mundo con un arma invencible, la oración".
Más tarde recalcó que "las palabras que dije fueron de todos, yo simplemente tuve la suerte de apretar el micrófono".
Evangelizar con el ejemplo
Además, aseguró no tener miedo a las posibles represalias, ya que "si alguien tiene que tener miedo, este debe ser el mal, de ver tantas personas rezando".
"Cuando hablas bien de una persona tan ejemplar y buena como Benedicto XVI, no se puede ofender a nadie, no creo que nadie se ofendiera", explicó.
En este sentido, invitó "a las personas que no creen a meditar sobre la existencia de Dios, pensar que nuestra civilización se rige por los mandamientos que nos dio y sin darse cuenta, aceptan y defienden también la vida cristiana, que es la que vivimos".
"Creer en algo te da una ventaja sobre no creer en nada. Es más fácil luchar por un objetivo, que es tu fe ", resaltó.
Respecto al apostolado, Raúl aseguró que "todos evangelizamos en nuestro trabajo, en nuestra vida ordinaria. Siendo buenas personas y buenos profesionales, buenos amigos, buenos padres".
"Benedicto llenó el vacío de San Juan Pablo II"
Sobre la figura de Benedicto XVI, indicó que, "siendo de la generación de los años 70, San Juan Pablo II fue un referente para mí, por lo que su sucesor lo tendría más difícil, siendo además menos mediático".
"Este aspecto de Benedicto XVI, en cambio, fue lo que más me llamaba la atención. Era directo, claro, serio".
"Para mí, Benedicto XVI fue el Papa que consiguió la difícil tarea de llenar y sobrepasar el vacío tan grande que nos dejó San Juan Pablo II", concluyó.