El 4 de enero por la noche, un día antes de la Misa de funeral y la sepultura del Papa Benedicto XVI, se realizó el emotivo rito del cierre de su ataúd.
En un rito privado realizado en la Basílica de San Pedro en presencia de distintas autoridades de la Iglesia, se colocaron en el ataúd las monedas y medallas acuñadas durante el pontificado de Benedicto XVI.
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También se colocó el Rogito, un texto en latín sobre la vida y obra del Papa Benedicto XVI. El documento se puso dentro de un tubo de metal con un sello en la parte externa.
El Rogito lleva la firma del Cardenal Pietro Parolin, Secretario de Estado del Vaticano; y del Arzobispo alemán Georg Gänswein, secretario personal de Benedicto XVI.
Luego de la colocación solemne de un paño blanco sobre el rostro del cuerpo de Benedicto XVI, conservado con la técnica de la tanatopraxia, se procedió al cierre del ataúd.
El ataúd fue llevado a la Plaza de San Pedro el jueves 5 de enero alrededor de las 7 de la mañana.
Allí el Papa Francisco presidió la Misa fúnebre, tras lo cual Benedicto XVI fue sepultado en la misma tumba en la que originalmente estuvo San Juan Pablo II, cuyos restos reposan ahora en la capilla de San Sebastián en la Basílica de San Pedro.