Mons. Fabián González Balsa, Obispo Auxiliar de Río Gallegos, la Diócesis más austral de Argentina, se refirió a la realidad que vive la sociedad, y advirtió sobre una "cultura de la muerte".
El Prelado señaló que la ciudad de Las Heras, donde es párroco de la parroquia de San José, pese a ser una población numerosa y con posibilidades de trabajo, también es "una ciudad hambrienta de Dios".
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"Veo una ciudad con grandes dolores, veo una ciudad con un alto porcentaje de adicciones, la gente que tristemente se quita la vida; veo complejo el tema de la violencia, todo tipo de violencia, eso es triste", lamentó, en diálogo con FM Las Heras.
Al puntualizar sobre la problemática de las adicciones, consideró que el Estado tiene que abordarla tomando medidas.
"No somos un país meramente que consume, sino también que consume, que vende, que exporta, que produce", alertó.
En primer lugar, consideró, "hay que asumir esa realidad que vemos, como también las adicciones más sociables, o 'permitidas', como el alcohol".
El segundo paso, afirmó, es abordarlo. "Me parece que las instituciones, las que fuesen, deben asumir esta realidad y no esquivarla, entendiendo que es una política de Estado".
En la provincia de Santa Cruz, territorio de la Diócesis de Río Gallegos, la estadística de suicidios es la mayor de Argentina, y triplica la tasa media a nivel nacional.
Consultado sobre el tema, el obispo admitió que desconoce los motivos, pero como sacerdote acompaña a las familias, "porque te vienen a buscar cuando la persona ya ha tomado la decisión" y se ha quitado la vida.
"Yo creo que hay muchos motivos, y los motivos son también muy complejos, por ejemplo la carga de presión, de tristeza, de angustia, la parte más profunda".
En ese sentido, consideró que hay ambientes que mejorar: "llámese la escuela, el club; llámese la familia, la recreación".
"Son ámbitos que me parece que hay que apoyar y ayudar, para que sean ámbitos naturales de contención. Pero después hay que abordarlo desde el punto de la ciencia", explicó.
"Es una problemática de la Argentina, como de otros lugares, pero más allá de la problemática personal o familiar, o los motivos que lleven, muchas veces hay algo cultural".
"Sin darnos cuenta, está como instalada la cultura de la muerte, las adicciones, la violencia, el suicidio", lamentó el Prelado.
"El no cuidar al medio ambiente es una cultura de la muerte, el contaminar es una cultura de la muerte, el que no haya oportunidades en lo laboral o en el estudio es una cultura de la muerte", enumeró.
"Hay cosas que están instaladas y a veces tristemente, están como impregnadas con la cultura de la muerte, como una liberación y una salida".
Mons. González Balsa se refirió también a los índices de pobreza e indigencia, que en Argentina son muy altos. El último informe de la Universidad Católica Argentina arrojó la cifra de 18 millones de pobres, el 53% de la población.
La ciudad de Las Heras, observó, "no está ajena a ninguna realidad, ni a la indigencia, ni a la pobreza, porque también vos podés tener trabajo, pero son trabajos precarios".
Incluso con trabajo, observó, las personas pueden estar "por debajo de la línea de pobreza por la inflación que tenemos".
"En un país rico, con índices tan altos de pobreza, esto es grave", advirtió.