El Papa Francisco agradeció al Cardenal que envió a Ucrania por "confirmar a la gente en su fe" en esta Navidad.
Al concluir su nueva misión en Ucrania, el prefecto del Dicasterio para la Caridad, el Cardenal Konrad Krajewski, relató que el Santo Padre le mandó un mensaje para decirle que estaba contento de 'estar' en Ucrania a través de su representante.
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"El Santo Padre me envió un mensaje por WhatsApp. Estaba contento de 'estar aquí', de estar cerca del pueblo ucraniano a través de su limosnero, de poder confirmar a la gente en su fe, de rezar con ellos, de estar con ellos, de comer con ellos, de sufrir con ellos, porque aquí todo el mundo sufre. Basta pensar en estos grandes edificios sin luz, sin agua, con gente que ni siquiera puede ir al baño", indicó el Purpurado a Vatican News.
El enviado papal realizó una semana de misión en Ucrania para entregar camisetas térmicas, generadores eléctricos y compartir con varias comunidades católicas del territorio.
El Cardenal Krajewski inició su viaje hacia Ucrania el pasado 17 de diciembre, en el que recorrió más de 2 mil kilómetros desde Roma hasta Leópolis, primero, y luego hasta Kiev.
"A Leópolis llevé todos los generadores y camisetas térmicas que pude. Luego, con el coche lleno de ropa térmica, llegué a Kiev y lo entregué todo a Cáritas. Empezaron a distribuirse en las distintas partes de Ucrania, especialmente en las zonas de guerra", señaló.
Además, celebró la Navidad en las afueras de Kiev, en una parroquia atendida por dominicos, en la que también hay un hogar para refugiados.
En concreto, el Cardenal celebró una Misa por la noche del 24 de diciembre con generadores eléctricos, ya que no había luz, y dijo: "Nos cuesta entenderlo... Cuando no hay luz, no hay calefacción, no se puede cocinar".
En la Eucaristía de Navidad participaron alrededor de 300 personas y, como destacó el Cardenal Krajewski, en ese momento "había tranquilidad" a pesar de estar "en un lugar a menudo bombardeado".
Previamente, el Purpurado había compartido con los dominicos un momento fraterno con platos tradicionales en el que tomaron parte también alrededor de 150 voluntarios de diversas nacionalidades, quienes han llevado comida y ropa durante estos 300 días de guerra.
La autoridad vaticana presidió asimismo la Misa en una casa de las Misioneras de la Caridad en la zona de guerra, en la que las hijas de la Madre Teresa dirigen un dormitorio con capacidad para alrededor de 30 personas y dan almuerzo a casi 200 beneficiarios varias veces por semana.
Finalmente, el Cardenal visitó otras comunidades religiosas, como la de los franciscanos capuchinos y las hermanas de la Familia de Nazaret, y almorzó en la Nunciatura.