Inspirado por el ejemplo del P. Pedro Opeka, sacerdote argentino que hace más de 50 años llegó a Madagascar y desde entonces trabaja para mejorar la calidad de vida de cientos de miles de africanos, se desarrolla en el interior de Buenos Aires el proyecto Akamasoa Argentina.

Su fundador, Gastón Vigo Gasparotti, contó a Canal Orbe 21 los orígenes, objetivos, y el día a día del voluntariado que lleva adelante en la localidad de Lima, provincia de Buenos Aires, y cuya comunidad está cerca de alcanzar las 3.000 personas.

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Gastón explicó que la intención es armar un sitio donde antes "no había nada". En el caso del P. Opeka, junto a la comunidad logró transformar un basural en una ciudad y sacar de la pobreza a medio millón de personas.

Con la misma convicción, Akamasoa Argentina construye viviendas, jardines, salas de salud, huertas hidropónicas, sitios de trabajo, maternidades y cementerios.

La idea es "que el trabajo del voluntariado, de las familias, de los que integramos el equipo de trabajo, sea realmente un sacrificio mutuo", explicó.

Por eso, trabajan a la par de las familias que viven allí. En el día a día, "esto que parecía imposible empieza a parecer un oasis de esperanza", valoró el joven.

En 2022, por la organización pasaron 2.800 personas con diferentes pensamientos, credos, nacionalidades o ideologías, pero con algo en común: "Ven en el pobre un ser humano al cual hay que ayudar".

Para llevarlo adelante, se eligió la ciudad de Lima, porque es un reflejo de la sociedad argentina, consideró Gastón. "Lima está dentro de la provincia de Buenos Aires, donde se concentra el 40% de la pobreza del país", explicó.

Además, "es un sitio que marca algunas de nuestras paradojas: un lugar con centrales nucleares que no tiene hospitales, un sitio de 35.000 personas que tiene 7 villas miseria", describió.

Hay 80 familias que asisten permanentemente a Akamasoa, y casi 3.000 voluntarios que no van todos los días, sino que van apareciendo a lo largo del año. También hay un equipo muy puntual de ciertas áreas, con arquitectos, ingenieros, abogados, publicistas, gente que va pensando e imaginando cómo ayudar.

Las protagonistas del proyecto "son esas 80 familias con las que trabajamos todos los días en el campo", valoró.

"Dios quiera que podamos adquirir nuevas tierras, que podamos terminar este primer barrio y seguir haciendo comunidades hasta que la vida se nos vaya", anheló.

Cómo colaborar

Akamasoa Argentina subsiste gracias a los recursos que se generan con las huertas, las cabañas, la cocina industrial, pero también necesitan donantes. Quienes lo deseen pueden ingresar a www.akamasoaargentina.org o a las redes sociales y aportar lo que puedan.

Quienes puedan aportar  tendrán la chance de "ver una transformación desde el inicio hasta el final de la vida".

"La tarea del voluntariado es preciosa y pocas cosas en la vida te generan tanta satisfacción interna", reflexionó Gastón. "Lo que tratamos es ser puentes de misericordia. Misericordia viene de miseria, mientras más ves la miseria a los ojos más fuerzas tenés", precisó.