Durante una intensa y festiva celebración de las Primeras Vísperas de la Solemnidad de Pentecostés, el Papa Juan Pablo II reiteró que los movimientos y asociaciones eclesiales son una bendición para la Iglesia suscitada por el Espíritu Santo.
Ante 40,000 fieles, una buena parte de ellos miembros de la Renovación Católica en el Espíritu, el Santo Padre señaló que “de todas partes de la Iglesia, en la Solemnidad de Pentecostés, se eleva unánime este canto: Veni, creator Spiritus!”.
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“Revivamos esa misma experiencia espiritual también nosotros, reunidos en esta plaza, convertida en un gran Cenáculo”, agregó el Papa.
Tras saludar a los jóvenes reunidos en Lednica, Polonia, reunidos en una ceremonia similar y con la cual la Plaza San Pedro estaba conectada vía satélite, el Pontífice señaló que la celebración de la tarde “me trae a la mente el memorable encuentro con los movimientos eclesiales y las nuevas comunidades en la Vigilia de Pentecostés seis años atrás”.
El Papa dijo que aquella reunión “fue una extraordinaria epifanía de la unidad de la Iglesia, en la riqueza y variedad de los carismas, que el Espíritu Santo derrama en abundancia. Lo que señalé en aquella ocasión lo repito ahora con fuerza: los movimientos eclesiales y las nuevas comunidades son una ‘respuesta providencial’, ‘suscitada por el Espíritu Santo’, a la actual demanda de nueva evangelización, para la cual se necesitan 'personalidades cristianas maduras’ y ‘comunidades cristianas vivas’”.
Juan Pablo II añadió: “Por esto os digo también a vosotros: ‘¡Abríos con docilidad a los dones del Espíritu! ¡Acoged con gratitud y obediencia los carismas que el Espíritu no cesa de derramar! ¡No olvidéis que todo carisma es dado para el bien común, es decir, para el beneficio de toda la Iglesia!”.