Sor Ludovica de Angelis, religiosa nacida en Italia pero que desarrolló su apostolado en el Hospital de Niños de La Plata, Argentina, será beatificada por el Papa Juan Pablo II el próximo 3 de octubre en el Vaticano, junto con la venerable Anne Catherine Emmerich y Carlos de Austria.
Tras la noticia los feligreses de La Plata preparan diversas actividades y ceremonias litúrgicas que incluirán el traslado del cuerpo de la nueva beata, hoy en el cementerio local, a la Catedral platense, que será presidido por el Arzobispo local, Mons. Héctor Aguer.
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El 18 de noviembre pasado, el Plenario de obispos y cardenales firmó en el Vaticano la autenticidad de un milagro atribuido a la intercesión de la venerable María Ludovica ocurrido hace una década en esta ciudad, que consistió en la curación de una niña platense nacida en mayo de 1988 con una patología congénita conocida como espina bífida con las vías urinarias, vejiga y un riñón severamente deteriorados y los miembros inferiores inmovilizados.
A los dos meses tuvo que ser operada para colocarle una cánula que posibilitara el funcionamiento parcial de sus vías urinarias. Pero su estado era muy preocupante. Cuando la niña cumplió nueve meses un tío suyo, médico del Hospital de Niños, le pidió a la hermana Emilia Paternosto que pidiera a Sor Ludovica la curación de su sobrina.
La religiosa le dio entonces las llaves del panteón de la congregación donde están los restos de sor Ludovica aconsejándole que fuera con la niña. Allí concurrieron la madre de la pequeña con su hermano médico y la enfermita, y la colocaron en el piso junto al féretro y rezaron. La niña, que hasta ese momento no podía mover sus piernas, se apoyó en el ataúd y se puso de pie. A los veinte meses caminaba normalmente.
La familia siguió rezando por otras afecciones que comprometían seriamente su salud. Cuando tenía cuatro años la llevaron nuevamente al Hospital porque era necesario cerrarle aquella intervención realizada cuando tenía pocos meses de vida, extirparle el riñón que no funcionaba y tratar de reconstituirle la vejiga con una parte del intestino delgado. Cuando comenzaron a intervenirla constataron que la vejiga se había ampliado y funcionaba normalmente, lo mismo que el riñón que proyectaban extirpar. Todos los estudios determinaron que la curación de esa niña era científicamente inexplicable.
Antonia de Angelis, hija de humildes campesinos de San Gregorio, provincia de L’Acquila (Italia), nació el 24 de octubre de 1880. Trabajó hasta la adolescencia en las tareas agrícolas, y cuando sintió vocación religiosa ingresó en el noviciado de las Hijas de la Misericordia de Savona, y al profesar en 1905 adoptó el nombre de sor María Ludovica.
Su apostolado fue la atención de los pobres, enfermos y abandonados y para cumplirla llegó a La Plata, en cuyo Hospital de Niños se instaló en 1907. Sor Ludovica falleció en 1962, y en 1987 se inició su proceso de beatificación. La heroicidad de sus virtudes fue reconocida por la Santa Sede en 2001.