Un colegio de religiosos lasallistas se ha visto involucrado en una polémica al expulsar a más de 30 alumnos adolescentes por poner una bandera de España con motivo del mundial de fútbol Qatar 2022.
Según se ha detallado en diversas informaciones, los alumnos colocaron la bandera con permiso de la dirección del colegio La Salle de Palma de Mallorca (España).
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El conflicto comenzó cuando llegó la profesora de lengua catalana y se negó a dar clase con la enseña nacional desplegada en el tablón de la clase.
El diario ABC detalla que la profesora decidió irse cuando reclamó a los alumnos que quitaran la bandera y no accedieron.
Al rato, según uno de los testigos "una profesora externa, a la que nunca habíamos visto, vino a comunicarnos que estábamos todos expulsados y que teníamos que salir del centro" sin explicar los motivos ni notificarlo de forma oficial.
Pocos días después, los padres de los alumnos expulsados recibieron una carta en la que se aducía que los jóvenes habían "desoído las indicaciones de la profesora, que estaba cumpliendo con las normas de convivencia del centro y seguía las órdenes del equipo directivo".
"Teníamos el permiso de la dirección; nadie veía nada malo en que la bandera estuviera en clase mientras durase el Mundial de Qatar, pero de repente nos vinieron a decir que solo se podía poner los días de partido porque la bandera molestaba a cierta gente", explica un alumno.
Los alumnos han vuelto a las aulas este lunes, eso sí, sin la bandera, mientras el centro ha iniciado una investigación.
El independentismo de Cataluña
Una treintena de profesores de este colegio firmaron un manifiesto en el año 2017 en contra de la suspensión temporal de la autonomía en Cataluña con motivo del referéndum ilegal de independencia del 1 de octubre de ese año.
Esos profesores tomaban así postura a favor del nacionalismo catalán que tiene entre sus pretensiones la extensión de sus postulados a las Islas Baleares y la Comunidad Valenciana.
La dirección del centro respondió al desafío desvinculándose de estas afirmaciones y pidiendo a los maestros que no usaran el nombre del centro para sus luchas políticas.
Al hilo de la polémica, el sacerdote Jesús Silva, de la Archidiócesis de Madrid, se ha preguntado dónde queda el amor a la patria, después de que el Colegio haya abogado por "afianzar" los valores católicos, entre los que no ha citado el patriotismo.
El colegio La Salle de Palma, tras el incidente con la bandera española, quiere "afianzar" los valores católicos, "el respeto y la empatía con los demás", "la solidaridad, la convivencia y el diálogo como camino para la solución de diferencias".
- Jesús Silva (@elpadrejesus_) November 28, 2022
¿Y el amor a la patria?
Doctrina sobre el patriotismo
El Papa San Juan Pablo II abordó en diferentes ocasiones la postura de un católico en referencia al patriotismo y el nacionalismo.
En su "Carta a los polacos" de 1978 expresó: "El amor de la patria nos une y debe unirnos por encima de cualquier divergencia. Esto nada tiene que ver con un rígido nacionalismo o chovinismo, sino que surge de la ley del corazón humano. Es la medida de la nobleza del hombre".
En un discurso pronunciado en Buenos Aires en 1982, el Pontífice aseguró que "la universalidad, dimensión esencial en el Pueblo de Dios, no se opone al patriotismo ni entra en conflicto con él".
Al contrario, "lo integra, reforzando en el mismo los valores que tiene; sobre todo el amor a la propia patria, llevado, si es necesario, hasta el sacrificio".
Esto se realiza "al mismo tiempo abriendo el patriotismo de cada uno al patriotismo de los otros, para que se intercomuniquen y enriquezcan".
Respecto de los movimientos separatistas, el Papa Santo afirmó que "es preciso superar decididamente las tendencias corporativas y los peligros de separatismo con una actitud honrada de amor al bien de la propia nación" en un mensaje a los obispos italianos datado en 1994.
Un año más tarde, dirigiéndose a la Asamblea de las Naciones Unidas, San Juan Pablo II compartió esta reflexión sobre patriotismo y nacionalismo:
"Es necesario aclarar la divergencia esencial entre una forma peligrosa de nacionalismo, que predica el desprecio por las otras naciones o culturas, y el patriotismo, que es, en cambio, el justo amor por el propio país de origen".
A su juicio, "un verdadero patriotismo nunca trata de promover el bien de la propia nación en perjuicio de otras. En efecto, esto terminaría por acarrear daño también a la propia nación, produciendo efectos perniciosos tanto para el agresor como para la víctima".
El Papa polaco advertía que "el nacionalismo, especialmente en sus expresiones más radicales, se opone por tanto al verdadero patriotismo, y hoy debemos empeñarnos en hacer que el nacionalismo exacerbado no continúe proponiendo con formas nuevas las aberraciones del totalitarismo".