Pese a las inclemencias del tiempo, una multitud de uruguayos participó este fin de semana de la Peregrinación Nacional al Santuario de la Virgen de los Treinta y Tres, en la Diócesis de Florida.
Las delegaciones de fieles provenientes de todo el país llegaron durante la tarde, y fueron recibidas con cantos y aplausos, en una verdadera fiesta de la Iglesia Católica.
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La Eucaristía debió ser celebrada al interior de la catedral, que se colmó de fieles, e incluso algunos siguieron la celebración desde la explanada, bajo sus paraguas.
El P. Marcelo Marciano, Vicario de la Pastoral Juvenil, acompañó a un grupo de jóvenes que caminaron los 100 kilómetros que separan Montevideo de Florida.
La peregrinación comenzó el jueves en Casa Vianney, en la capital uruguaya, con una Misa "para pedirle al Señor que nos dé fuerza y nos ayude para el camino que se nos venía por delante", relató el P. Marciano a ACI Prensa.
Cada mañana, se levantaban temprano para desayunar y rezar Laudes. Una vez en el lugar de hospedaje, al finalizar la jornada, los jóvenes se reunían en Adoración al Santísimo para "descansar en Jesús" y depositar en Él "todo el cansancio que uno tiene a lo largo del día", destacó el sacerdote.
Además de los muchos kilómetros de caminata bajo el sol, los peregrinos compartieron almuerzos a orillas del camino, y tuvieron que realizar un tramo en bote.
El sábado visitaron el monasterio de Carmelitas, donde pudieron conversar con las religiosas, hacerles preguntas y conocer cómo es el carisma. "Fue de mucha bendición", reconoció el Vicario.
Una vez en el Noviciado de los Carmelitas donde pasarían la última noche, participaron de una Misa presidida por el Cardenal Daniel Sturla, Arzobispo de Montevideo. Por la noche, junto a otros jóvenes peregrinos, tuvieron un momento de Adoración al aire libre, con confesiones, en preparación al día final.
En la mañana del domingo, y con mucho entusiasmo, los jóvenes caminaron bajo la lluvia los pocos kilómetros restantes hasta el Santuario Nacional.
La Misa central estuvo presidida por el Cardenal Sturla, y la homilía estuvo a cargo de Mons. Carlos Collazzi, Obispo de la Diócesis de Mercedes.
En sus palabras, Mons. Collazzi citó al venerable Jacinto Vera: "Vengo a rendirle homenaje a aquella dichosa Señora, que ya estaba con predilección en la mente del omnipotente antes de todos los seres".
Al respecto, expresó el Prelado que "hoy venimos a celebrar a esta 'dichosa Señora', vinimos de todo el Uruguay. Hicimos camino como peregrinos, ¡cuántos hoy vinieron mojados!".
Por otra parte, se refirió al valor de la vida, por sobre los dolores y las penas. En ese sentido, animó a "cuidar la vida con fe, esa fe que fortalecemos cada domingo con la Palabra, la Eucaristía y la fraternidad de nuestras comunidades".
Asimismo, convocó a alentar la certeza interior y la convicción de que "Dios puede hacer toda realidad posible". La jornada culminó con el rezo del Santo Rosario en la Catedral, para luego emprender el regreso a los hogares.
El P. Marciano precisó que, durante el camino, fue importante para los jóvenes compartir el rezo del Rosario, como también dinámicas y reflexiones para que en el camino fueran rezando y meditando.
Además, se dio un espacio de "compartir gratuito entre ellos" que, según el sacerdote, "los ayudaba a ver cómo estaban, contarse cosas de su vida, testimonios, porque muchas veces es complicado vivir la fe solo, en el ambiente que le toca a cada uno".
Su ambiente, admitió, "es más universitario, donde es bastante difícil hablar de Dios, incluso mencionarlo". Al estar todos juntos, "poder compartir también los motivaba", aseguró.
Los jóvenes acataron "a rajatabla" la indicación impartida por el sacerdote en la primera Misa, "Prohibido quejarse", y vivieron la peregrinación en un clima "de poder ir a ofrecerle a la Virgen lo que llevaban en sus corazones, las intenciones de mucha gente que nos había pedido que recemos por ellos, lo que había en el corazón de cada uno".
"Es una experiencia enriquecedora, positiva, de mucha oración, de muchas instancias de compartir a nivel grupal, donde también es importantísimo destacar la colaboración de donaciones que recibimos por parte de muchas personas que nos han ayudado a sostener estos 100k", valoró.
"Siempre peregrinar y caminar ayuda a salir del entorno de uno, a salir de la agenda complicada, a pensar, rezar, poder hacer una mirada introspectiva del corazón, y con otros es bueno, porque ayuda a fortalecer mucho", concluyó.