El P. Miguel Ángel López D'Ambola, sacerdote a cargo del Ministerio del Exorcista en la Arquidiócesis de Mendoza (Argentina) compartió recientemente un consejo para hacer huir al diablo, con algo que le "molesta".
En una entrevista al medio Los Andes, en la que brindó detalles sobre su tarea, los signos y rituales que lleva a cabo, el P. López D'Ambola, precisó que "el diablo sí existe. Obra, es malo, mentiroso y asesino, como el mismo Juan (el apóstol) lo nombra".
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Ante esto, dijo, es importante que las personas crean mucho en Dios, que creer hace feliz", y señaló que "si algo le molesta al diablo es la gente feliz y la gente que cree".
"El diablo huye de las personas felices", aseguró.
El sacerdote señaló también que hay señales "de manual" que evidencian la actividad del demonio.
El P. López D'Ambola señaló que una señal es presentar una fuerza extraordinaria, y recordó un caso en el que "una persona muy delgada, de no más de 55 kilos, levantó la parte de atrás de un auto como si hubiera levantado una maleta".
La segunda señal, dijo, es "el conocimiento de cosas que, por su estado y situación, no debería conocer, como cosas de las personas que tiene alrededor".
La tercera señal, indicó, es que las personas que sufren una posesión demoniaca suelen "hablar con fluidez o entender idiomas que no tienen posibilidad de haber conocido, como lenguas muertas o dialectos gitanos".
Estas señales, indicó, suelen aparecer en películas con algunas "licencias cinematográficas".
"Lo cierto son los movimientos extraños del cuerpo, como si tuvieran una flexibilidad que en estados normales no tendrían" expuso, y afirmó que "es real que cambian la voz".
Finalmente, el sacerdote compartió una experiencia vivida durante un exorcismo: "Eso que pasa en las películas que, por ejemplo, cuando el poseído vomita una cadena".
"En realidad, no es que tenía una cadena adentro, sino que expulsan y después se materializa en forma de cadena. Eso es real, yo lo he visto y me pasó con dos clavitos", recordó.
"Gracias a Dios no me da miedo", reconoció el exorcista.