Según Sandro Magister, vaticanista del semanario L’Espresso, la nueva obra autobiográfica del Papa Juan Pablo II “¡Levantaos! ¡Vamos!” –de la que se han vendido 150 mil copias en Italia en solo una semana- muestra, a través de afirmaciones y silencios, algunos detalles sobre las preferencias y preocupaciones del Pontífice.
Magister señala en primer lugar el aprecio del Papa por el Cardenal Joseph Ratzinger, Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe.
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“De Ratzinger –dice el experto- el Papa recuerda su currículo entero. Y termina: ‘Doy gracias a Dios por la presencia y la ayuda del Cardenal Ratzinger, que es un amigo fiel’”. “A ninguna otra persona en el libro, Wojtyla atribuye la calificación de ‘amigo fiel’”, destaca Magister; para quien “en la lista de los papables, desde hace algún tiempo, el nombre de Ratzinger ha subido decididamente”.
También según el vaticanista de L’Espresso, el Papa expresa su fascinación por el futuro del cristianismo en Asia; pero mientras ignora la India, donde “ha echado raíces la teología del pluralismo religioso, destructiva de la propagación misionera”, destaca a Filipinas y Corea, como “teatro de un catolicismo popular, doctrinalmente disciplinado, moralmente exigente, fuertemente expansivo...”.
Magister también registra los elogios del Papa a los movimientos y la mención por nombre de varios de ellos. Y aunque el Papa señala que “no es posible mencionarlos a todos”, Magister se sorprende de la ausencia de una mención a la Comunidad de San Egidio, nacida no sólo en Italia, sino en Roma.
“Evidentemente la proximidad del Papa proclamada en cada ocasión posible por Andrea Riccardi y por otros líderes de esta comunidad es menos fuerte de lo que dicen que es”.