Durante la Audiencia General de este miércoles 9 de noviembre, el Papa Francisco alentó a imitar la valentía y libertad de un par de niños que se acercaron espontáneamente a saludarlo.
De este modo, el Papa improvisó una enseñanza a los numerosos fieles reunidos en la Plaza de San Pedro del Vaticano.
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Al comienzo de su catequesis, el Papa destacó las repentinas bajas temperaturas en Roma y dijo "queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días! Un poco frío, pero es lindo ¿no?".
Luego, el Santo Padre explicó que "antes de hablar sobre lo que he preparado quisiera centrar la atención en los dos niños que han venido aquí, ellos no pidieron permiso, ellos no han dicho 'tengo miedo', vinieron directamente".
"Así debemos ser nosotros con Dios, directamente. Nos han dado ejemplo de cómo nos debemos comportar con Dios, con el Señor, ir hacia adelante, Él nos espera siempre", advirtió el Papa.
Luego, el Papa Francisco añadió "me hizo bien ver la confianza de estos dos niños. Ha sido un ejemplo para todos nosotros. Así debemos siempre acercarnos al Señor, con libertad".
No es la primera vez que durante la Audiencia General el Papa improvisa una enseñanza tras algún saludo espontáneo, como ocurrió en 2018 con un niño autista.
Viaje de Bahrein
Después, el Santo Padre dedicó su catequesis al reciente viaje apostólico al Reino de Bahrein, en el Golfo Pérsico, que realizó del 3 al 6 de noviembre.
En primer lugar, el Papa en forma espontánea agradeció "aquellos que han acompañado esta visita con el apoyo de la oración, y renovar mi reconocimiento a su majestad el rey, a las otras autoridades, a la Iglesia local y a la población por la calurosa acogida".
"También quisiera agradecer a los organizadores de los viajes. Para hacer estos viajes hay un movimiento de personas, la Secretaría de Estado trabaja mucho para preparar los discursos, preparar la logística, se mueven muchos, y después, los traductores, y el cuerpo de la gendarmería que son muy buenos, el cuerpo de la Guardia Suiza que buenísimos. Todo, un trabajo enorme, a todos quisiera agradecer públicamente por todo lo que hacen para que un viaje del Papa vaya bien", explicó improvisando el Papa.
Además, el Santo Padre reconoció que "resulta espontáneo preguntarse: ¿por qué́ el Papa quiso visitar este pequeño país de grandísima mayoría islámica? Hay muchos países cristianos, por qué no va antes a otros" y explicó los motivos de su viaje "a través de tres palabras: diálogo, encuentro y camino".
En esta línea, el Papa señaló que el diálogo es "el oxígeno de la paz" y añadió "no se olviden de esto, el diálogo es 'el oxígeno de la paz', también en la paz doméstica. Si ha habido una guerra allí, entre marido y mujer, con el diálogo se va hacia adelante con la paz. En familia también dialoguen, que con el diálogo se construye la paz".
Llamado a la paz
"¡Cuánto lo necesitamos! ¡Cuánto necesitamos encontrarnos! Pienso en la insensata guerra, insensata guerra, de la que es víctima la martirizada Ucrania, y en tantos otros conflictos, que nunca se resolverán a través de la infantil lógica de las armas, sino solo con la fuerza mansa del diálogo", advirtió el Papa.
Además de Ucrania, el Santo Padre pidió pensar también "en Siria, en la guerra en Yemen, pensemos en Myanmar, en todas partes, ahora es más cercana Ucrania, pero ¿qué hacen las guerras? Destruyen, destruye la humanidad, destruyen todo".
En este sentido, el Papa agregó que "no puede haber diálogo sin encuentro" porque "sin acogida, el diálogo queda vacío, aparente, permanece cuestión de ideas y no de realidad".
Asimismo, el Papa recordó cada etapa de su viaje apostólico en Bahrein y destacó el encuentro con los jóvenes de la Escuela del Sagrado Corazón, "estudiantes que nos han dado una gran enseñanza: estudian juntos, cristianos y musulmanes".
"Quisiera agradecer a la Escuela del Sagrado Corazón, agradecer a sor Roselyn, que ha llevado adelante muy bien esta escuela, que han participado con los discursos, las oraciones, los bailes, el canto. Los recuerdo bien y muchas gracias", afirmó.
Finalmente, el Santo Padre remarcó el encuentro con los católicos que viven en la región y señaló que "es maravilloso ver a estos migrantes, filipinos, indios, y de otras partes. Cristianos que se reúnen y se apoyan en la fe. Ellos van adelante con alegría, en la certeza de que la esperanza de Dios no decepcionada".
"Encontrando los pastores, los consagrados y las consagradas, los trabajadores pastorales y, en la festiva y conmovedora Misa celebrada en el estadio, muchos fieles, procedentes también de otros países del Golfo, les llevé el afecto de toda la Iglesia", concluyó el Papa.