En su último día en Bahrein, el Papa Francisco recordó que "todos los bautizados han recibido al Espíritu y son profetas", por ello dijo que "no podemos fingir que no vemos las obras del mal, quedarnos en una 'vida tranquila' para no ensuciarnos las manos".
Este domingo 6 de noviembre, última jornada de su viaje a Bahrein, el Papa Francisco mantuvo un encuentro en la iglesia del Sagrado Corazón, la primera iglesia católica de toda la zona del Golfo de Bahrein, con obispos, sacerdotes, consagrados, seminaristas y agentes de pastoral.
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El Santo Padre llegó en silla de ruedas hasta el presbiterio de esta pequeña iglesia abarrotada, donde fue recibido con cantos populares y escuchó las palabras de bienvenida del Administrador Apostólico de Arabia del Norte, Mons. Paul Hinder, y de una laica y una religiosa.
Más tarde, el Papa Francisco dio su último discurso del viaje, donde quiso mostrar su cercanía a todos los pueblos de Oriente Medio que sufren. "Es hermoso pertenecer a una Iglesia formada de historias y rostros diversos que encuentran armonía en el único rostro de Jesús", aseguró.
El Papa explicó a continuación que la Iglesia "nace del costado abierto de Cristo, de un baño de regeneración en el Espíritu Santo".
En esta línea, habló de "tres grandes dones" que el Espíritu Santo nos da y nos pide que acojamos y vivamos: la alegría, la unidad y la profecía.
Fuente de alegría
El Papa Francisco definió alegría del Espíritu como aquella que "nace de la relación con Dios, de saber que, aun en las dificultades y en las noches oscuras que a veces atravesamos, no estamos solos, perdidos o derrotados, porque Él está con nosotros. Y con Él podemos afrontar y superar todo, incluso los abismos del dolor y de la muerte".
"A ustedes, que han descubierto esta alegría y la viven en comunidad, quisiera decirles: consérvenla, más aún, multiplíquenla. ¿Y saben cuál es la mejor manera? Dándola. Sí, la alegría cristiana es contagiosa, porque el Evangelio hace salir de sí mismo para comunicar la belleza del amor de Dios", añadió.
Por lo tanto, el Pontífice dijo que "es esencial que en las comunidades cristianas la alegría no decaiga y se comparta; que no nos limitemos a repetir gestos por rutina, sin entusiasmo, sin creatividad".
"La alegría cristiana no se puede retener para uno mismo; sólo cuando la hacemos circular, se multiplica", defendió.
Fuente de unidad
"Las divisiones del mundo, y también las diferencias étnicas, culturales y rituales, no pueden dañar o comprometer la unidad del Espíritu", dijo el Papa Francisco.
En esta línea, el Papa señaló que el Espíritu Santo "modela de este modo a la Iglesia desde sus orígenes".
"Si hemos recibido el Espíritu, nuestra vocación eclesial es principalmente la de cuidar la unidad y cultivar el conjunto", añadió.
Asimismo, el Papa pidió "estar siempre en favor del diálogo, seamos tejedores de comunión con los hermanos de otros credos y confesiones".
Fuente de profecía
"Los profetas reciben del Espíritu Santo la luz interior que los hace intérpretes atentos de la realidad, capaces de captar dentro de las tramas, a menudo oscuras, de la historia, la presencia de Dios, e indicarla al pueblo", aseguró el Papa.
A continuación, el Santo Padre dijo que "nosotros tenemos esta vocación profética; todos los bautizados han recibido el Espíritu y son profetas".
"Y como tales -subrayó-, no podemos fingir que no vemos las obras del mal, quedarnos en una 'vida tranquila' para no ensuciarnos las manos".
Por último, el Papa agradeció los días en Bahrein y dijo que "con el corazón lleno de gratitud los bendigo a todos, especialmente a cuantos han trabajado por este viaje".
"Y, viendo que estas son las últimas palabras públicas que pronuncio, permítanme agradecer a Su Majestad el Rey y a las autoridades de este país por la exquisita hospitalidad", dijo el Papa.
Al finalizar su discurso, el Papa Francisco dirigió el rezo del Ángelus ante los presentes en la iglesia del Sagrado Corazón y pidió por la paz en Ucrania.
Por último, antes de desplazarse hasta el aeropuerto, realizará una visita privada a la catedral y llegará a la base aérea de Sakhir a las 12:30 p.m. (hora local), para poner rumbo a Roma.
Testimonio de religiosa
Antes de las palabras del Santo Padre, la Hermana Rose dio su testimonio y agradeció la presencia del Papa.
Explicó que pertenece a una congregación misionera en la formación y educación de las niñas en Bahrein desde 2003.
"Dios sólo es suficiente", aseguró la religiosa, quien explicó que su misión consiste en ser "medidoras de los cambios y de la esperanza dentro y fuera de nuestra comunidad".
"Hacemos un ministerio catequístico, para que incluso las mujeres de la cárcel puedan responder a cualquier reto que se les presente a través de la justicia, paz, amor y excelencia".