Expertos de la Sociedad Valenciana de Bioética advirtieron que la posibilidad de obtener los llamados “niños a la carta” o “bebés medicamento” implica tratar a la persona como “un medio para curar enfermedades” y la destrucción de otras vidas humanas.
Según la vicepresidenta de la Sociedad, Gloria María Tomás, el hombre “es un fin en sí mismo y no un medio y debemos respetar su dignidad como ser humano que lo es también en fase embrionaria”.
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Tomás, profesora de Bioética de la Universidad Católica de Murcia, denunció la destrucción de vidas humanas en estas técnicas de manipulación genética con fines terapéuticos ya que “de entre todos los embriones fecundados sólo es seleccionado aquel sano y compatible genéticamente con el enfermo en detrimento de muchos otros que son eliminados”.
La creación de ‘niños a la carta’ para salvar vidas humanas, según recuerda Tomás, implica, en primer lugar, antes del proceso de fecundación ‘in vitro’, la selección de entre todos los embriones aquellos que estén sanos, y en segundo lugar, aquellos genéticamente compatibles con la persona enferma.
“Esta práctica no es sostenible éticamente ya que llegará un momento en que cualquier persona también tendrá otras debilidades para las que necesitará a otros seres y, así, sucesivamente”, indicó Gloria Tomás, doctora en Farmacia.
Se trata de “un riesgo para la humanidad que podría llevarnos a una nueva era hitleriana, de selección de la raza, al sacrificar seres humanos indefensos, como son los embriones, para salvar a otros”, añadió la doctora.
Asimismo, la portavoz de la Sociedad manifestó que los avances de la humanidad “deben respetar la ley natural así como la dignidad del embrión, que no es un ser humano en potencia sino un ser humano con muchas potencialidades y merece ser querido en sí mismo”.
Según Tomás, la Sociedad Valenciana de Bioética propone la ética y bioética personalista que consiste en “utilizar y valorar los hechos científicos y tecnológicos desde la defensa del hombre y su dignidad”.
inicio digno como fruto del amor y no de la tecnología