En un mensaje dirigido a la Comunidad judía de Roma con ocasión del centenario de su sinagoga, el Papa Juan Pablo II reiteró la condena al antisemitismo; pero llamó a reconocer el aporte católico en la lucha contra este mal.
El Cardenal Camillo Ruini, Vicario para la Ciudad de Roma, leyó el mensaje del Papa dirigido al Rabino Jefe de Roma, Riccardo Di Segni, durante el acto conmemorativo por el centenario de la sinagoga que se encuentra en el Lungotévere romano, a unos 700 metros del Vaticano.
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El Santo Padre también estuvo representado en la ceremonia por el Cardenal Walter Kasper, presidente de la Comisión para las Relaciones Religiosas con el Judaísmo.
En el mensaje, el Santo Padre envía un saludo especial al Gran Rabino emérito, Elio Toaff, que le recibió durante la histórica visita que realizó el 13 de abril de 1986.
“Este evento –escribe el Papa- se ha quedado grabado en mi memoria y en mi corazón como símbolo de la novedad que ha caracterizado, en los últimos decenios, las relaciones entre el pueblo judío y la Iglesia católica, tras períodos a veces difíciles y tristes”.
Juan Pablo II afirma que a pesar de que la Iglesia durante el Concilio Vaticano II rechazó “claramente y de modo definitivo el antisemitismo en todas sus expresiones”, “no basta con deplorar y condenar las hostilidades contra el pueblo judío”; sino que “es necesario fomentar también la amistad, la estima y las relaciones fraternas con él”. En este sentido, recordó a todas las víctimas de la Shoah, y especialmente a los miembros de la comunidad judía de Roma que en octubre de 1943 fueron conducidos a Auschwitz. “Que su recuerdo nos impulse a obrar como hermanos”, señaló.
El Pontífice destaca en su mensaje que “es un deber recordar a todos aquellos cristianos” que “actuaron con valentía, también en esta ciudad de Roma, para socorrer a los judíos perseguidos, ofreciendo solidaridad y ayuda, a veces incluso arriesgando su misma vida”.
“Tampoco se puede olvidar, junto a los pronunciamientos oficiales, la acción, con frecuencia escondida, de la Sede Apostólica, que en muchos modos, ayudó a los judíos en peligro, como ha sido reconocido también por sus representantes”, agrega el mensaje.
El Papa señala que la Iglesia ha deplorado las faltas de sus hijas e hijos y ha pedido perdón “por sus responsabilidades relacionadas con las plagas del antijudaísmo y del antisemitismo”. Asimismo, recuerda el homenaje que hizo a las víctimas de la Shoah, en Yad Vashem, en marzo de 2000.
“Por desgracia –escribe el Santo Padre-, el pensar en Tierra Santa suscita en nuestros corazones preocupación y dolor por la violencia que sigue marcando aquel lugar, por la gran cantidad de sangre inocente derramada por israelíes y palestinos”.
“Por eso, dirigimos hoy una ferviente oración al Eterno”, dice el mensaje, “para que la enemistad ceda el puesto a la conciencia clara de los vínculos que unen a judíos, cristianos y musulmanes, y de la responsabilidad que pesa sobre sus espaldas”.
El mensaje del Papa concluye: “Todavía tenemos mucho camino que recorrer: el Dios de la justicia y de la paz, de la misericordia y de la reconciliación, nos llama a colaborar sin vacilaciones en nuestro mundo contemporáneo, lacerado por enfrentamientos y enemistades”.
mostrándonos las vías de la paz, del ‘Shalom’