"Los santos son perlas preciosas; están siempre vivos y son actuales, no pierden nunca valor, porque representan un fascinante comentario del Evangelio", aseguró el Papa Francisco.
Lo dijo durante una reunión en la mañana de este jueves en el Vaticano con los participantes del Congreso "La santidad hoy", organizado por el Dicasterio de las Causas de los Santos y que concluyó en Roma.
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Al comienzo de su discurso, el Santo Padre recordó que el llamado a la Santidad "está en el corazón del Concilio Vaticano II, que ha dedicado un capítulo entero de la Lumen gentium a la vocación universal a la santidad".
La llamada a ser santos
Recordó que este capítulo afirma que "todos los fieles, cristianos, de cualquier condición y estado, fortalecidos con tantos y tan poderosos medios de salvación, son llamados por el Señor, cada uno por su camino, a la perfección de aquella santidad con la que es perfecto el mismo Padre".
A continuación, el Papa aseguró que "también hoy es importante descubrir la santidad en el pueblo santo de Dios: en los padres que crían con amor a sus hijos, en los hombres y en las mujeres que realizan con dedicación su trabajo cotidiano, en las personas que sobrellevan una enfermedad, en los ancianos que siguen sonriendo y ofreciendo sabiduría".
"El testimonio de una conducta cristiana virtuosa, vivida hoy por tantos discípulos del Señor, es para todos nosotros una invitación a responder personalmente a la llamada a ser santos", defendió.
La experiencia de ser amados
En este sentido, el Papa Francisco aclaró que "la santidad no es un programa de esfuerzos y de renuncias; es, ante todo, la experiencia de ser amados por Dios, de recibir gratuitamente su amor, su misericordia".
"Este don divino -continuó el Papa-, nos abre a la gratitud y nos permite experimentar una gran alegría, que no es la emoción de un instante o un simple optimismo humano, sino la certeza de poder afrontar todo con la gracia y la audacia que provienen de Dios".
En esta línea, el Papa explicó que "sin esta alegría la fe se reduce a un ejercicio abrumador y triste; pero teniendo la 'cara larga' no se llega a ser santo, se necesita un corazón generoso y abierto a la esperanza".
"De esta santidad rica en buen humor nos da ejemplo el nuevo beato Juan Pablo I. Para los adolescentes y los jóvenes también es un modelo de alegría cristiana el beato Carlo Acutis. Y siempre nos edifica en su paradoja evangélica la "perfecta alegría" de san Francisco de Asís", dijo el Santo Padre.
Asimismo, aseguró que "los santos no provienen de un mundo paralelo" y aseguró que los fieles "están dotados, por gracia divina, de una innegable percepción espiritual para identificar y reconocer en la existencia concreta de algunos bautizados la vivencia heroica de las virtudes cristianas".
Explicó también que la "fama de santidad" es genuina "cuando resiste a los cambios del tiempo, a las modas del momento, y genera siempre efectos saludables para todos, como podemos constatar en la piedad popular".
Más tarde, advirtió que "en el uso de los medios digitales, en particular de las redes sociales, puede existir el riesgo de forzamientos o mistificaciones dictadas por intereses poco nobles. Se necesita, pues, un discernimiento sabio y perspicaz por parte de todos los que se ocupan de valorar la calidad de la fama de santidad".
Perlas preciosas
"Los santos son perlas preciosas; están siempre vivos y son actuales, no pierden nunca valor, porque representan un fascinante comentario del Evangelio", aseguró el Papa Francisco.
"Espero que las reflexiones y los requerimientos de su Congreso puedan ayudar a la Iglesia y a la sociedad a acoger los signos de santidad que el Señor no deja de suscitar, a veces también por los caminos menos pensados", dijo por último el Papa Francisco.