Para celebrar la fiesta de San Francisco de Asís, el 4 de octubre, te compartimos la receta de la galleta favorita del hombre que se santificó abrazando la pobreza.

San Francisco de Asís tenía una especial debilidad por unas galletas italianas llamadas “mostaccioli”, que tienen almendras y miel y proceden de la época medieval.

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Según la historia, el santo patrono de Italia probó estas galletas por primera vez en uno de sus viajes a Roma, cuando visitó a Jacoba de Settesoli, una mujer noble de la familia Frangipani, que se convirtió en su amiga cercana y luego ingresó a la Orden Franciscana Seglar.

Un manuscrito del siglo XIV titulado La Compilación de Asís, que recoge anécdotas del santo, revela que las galletas mostaccioli le gustaban tanto que fue lo último que pidió comer antes de morir, el 3 de octubre de 1226.

Se narra que cuando San Francisco estaba débil en su lecho de muerte, le pidió a sus compañeros que escribieran una carta a Jacoba.

En el texto el santo le pidió a su amiga que lo visite para despedirse y que le lleve dos cosas: las vestiduras grises para el funeral y las galletas que le cocinaba en Roma y que tanto le gustaban. 

Desde entonces hasta la actualidad es costumbre honrar la memoria de San Francisco de Asís cocinando su dulce favorito cada 4 de octubre.

El historiador de arte Giuseppe Cassio, coautor con el P. Pietro Messa del libro La comida de San Francisco: el hombre también vive de pan, explicó al National Catholic Register sobre el profundo significado de este dulce.

“Estas galletas encarnaban toda esta profunda relación de amistad y respeto que San Francisco tenía con Jacoba de Settesoli, que con cariño le cocinaba este dulce; y en ese sentido, el alimento se convertía en una llave de acceso al corazón humano, en un instrumento ideal de testimonio”, dijo.

En su libro, basado en escritos y testimonios de otros frailes franciscanos que vivieron con el santo, los autores desmienten algunos mitos sobre la relación de San Franciscano con el ascetismo y los alimentos.

Los autores recordaron que si bien “el ayuno era muy importante” para San Francisco, este no buscaba “dejarse morir, sino simplemente ponerse en contacto con Dios, privándose de algo tan fundamental como la comida”.

En ese sentido, aclararon que si bien algunos creen equivocadamente que el santo despreciaba su propio cuerpo, al santo “sí le gustaba de la comida”.

De hecho, “tenía predilección por los platos tradicionales locales que le cocinaban, y solía comer todo tipo de carne, así como camarones de agua dulce, y mucha miel y uvas”, indicaron.

Además, indicaron que el santo solía compartir la comida con los demás, porque era un medio para expresar su amor hacia el prójimo y “el verdadero sentido de la celebración”.

Por ejemplo, “Él no esperaba en absoluto que sus frailes ayunaran durante las fiestas”, y en Navidad “quería que todos los hombres y animales se regocijaran y se saciaran con grandes y deliciosas comidas”, añadió.

En conclusión, “San Francisco supo combinar perfectamente la sobriedad y el placer del gusto, dando siempre importancia a la comida en el momento adecuado”.

Receta de la galleta favorita de San Francisco de Asís

Fray Ángel Ramón Serrano, conductor del programa “Cocina Franciscana” del canal de YouTube de los Franciscanos Santo Espíritu del Monte Hospedería de España, explicó en un video la receta de las galletas "mostaccioli", las favoritas de su santo fundador.

El fraile señaló que si bien las galletas son tradicionales en Nápoles, Italia, e incluyen chocolate tanto en su composición y cobertura, las galletas que habría probado San Francisco no tenían este ingrediente, pues el chocolate no existía cuando el santo vivía ( S.XII y S.XIII); y además, precisó que las galletas no serían redondas, sino en forma de rombo.

Por último, Fray Ángel recomendó que los ingredientes sólidos pesen en total el doble de los ingredientes líquidos, para que las galletas tengan la consistencia adecuada; y aseguró que la preparación es bastante sencilla de ralizar.

A continuación, la receta de las galletas “mostaccioli”:

Ingredientes:

-150gr de almendras en trozos pequeños (no molida)
-500gr de harina
-180gr de azúcar
-levadura química o bicarbonato
-10gr de especias: clavo de olor, nuez moscada y canela
-200ml de aceite de girasol (no de sabor intenso, como el de oliva)
-60ml de licor (puede ser ron, que ya existía en la época medieval)
-80gr de miel
-papel vegetal para horno

Preparación:

1. Mezclar la harina, las almendras, el azúcar y la levadura química o bicarbonato en un recipiente.
2. Moler en un mortero el clavo de olor y mezclarlo con la canela molida y la nuez moscada rallada. Luego, añadir las especias al recipiente y mezclar.
3. Añadir a la mezcla primero el aceite, luego el licor y después la miel.
4. Colocar la masa sobre el papel vegetal y estirarla con las manos, intentando darle la forma de un rectángulo. Luego, cubrir la masa con otro papel y estirarla aún más con un rodillo.
5. Cortar la masa con el cuchillo en forma diagonal, hasta formar varios rombos.
6. Retirar cada rombo con cuidado y colocarlos separados uno de otro sobre la fuente para hornear. Luego, hornearlas por 10 minutos.
7. Dejar enfriar las galletas para que adquieran esa textura crujiente característica y luego servir.

“Lo que endulzó los últimos momentos de San Francisco, estos dulces, pero seguro que le endulzó más tener a sus hermanos al lado [en su lecho de muerte] y viendo que su vida estaba rodeada de brotes jóvenes”, concluyó Fray Ángel.

Traducido y adaptado por Cynthia Pérez. Publicado originalmente por National Catholic Register.