El 1 de octubre es la fiesta de Santa Teresita del Niño Jesús, Doctora de la Iglesia y Patrona de las misiones, quien en un momento especial abrió la Biblia y encontró un pasaje que le cambió la vida.
Cuenta la propia Santa en uno de sus escritos que “teniendo un deseo inmenso del martirio, acudí a las cartas de San Pablo, para tratar de hallar una respuesta. Mis ojos dieron casualmente con los capítulos doce y trece de la primera carta a los Corintios”.
Recibe las principales noticias de ACI Prensa por WhatsApp y Telegram
Cada vez es más difícil ver noticias católicas en las redes sociales. Suscríbete a nuestros canales gratuitos hoy:
En ese momento, leyó “que no todos pueden ser al mismo tiempo apóstoles, profetas y doctores, que la Iglesia consta de diversos miembros y que el ojo no puede ser al mismo tiempo mano”.
No obstante, Santa Teresita señaló que esto no fue suficiente para la paz que buscaba y sin desanimarse continuó leyendo lo que seguía en esos dos capítulos.
“El Apóstol, en efecto, hace notar cómo los mayores dones sin la caridad no son nada y cómo esta misma caridad es el mejor camino para llegar a Dios de un modo seguro. Por fin había hallado la tranquilidad”.
Seguidamente Teresita cayó en la cuenta sobre “el cuerpo místico de la Iglesia” y explicó que no se había reconocido en ninguno de sus miembros porque quería verse en todos ellos y para ello debía ser el más necesario.
“Entendí que la Iglesia tiene un corazón y que este corazón está ardiendo en amor. Entendí que sólo el amor es el que impulsa a obrar a los miembros de la Iglesia y que, si faltase este amor, ni los apóstoles anunciarían ya el Evangelio, ni los mártires derramarían su sangre”, explicó.
“Reconocí claramente y me convencí de que el amor encierra en sí todas las vocaciones, que el amor lo es todo, que abarca todos los tiempos y lugares, en una palabra, que el amor es eterno”, añadió.
De esta manera, la Doctora de la Iglesia finalmente encontró el llamado de vida que Dios le hacía.
“Oh Jesús, amor mío, por fin he encontrado mi vocación: mi vocación es el amor. Sí, he hallado mi propio lugar en la Iglesia, y este lugar es el que tú me has señalado, Dios mío. En el corazón de la Iglesia, que es mi madre, yo seré el amor; de este modo lo seré todo, y mi deseo se verá colmado”, concluyó.