El Cardenal Fernando Filoni, prefecto emérito de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, se solidarizó con el Cardenal Joseph Zen Ze-kiun ante el juicio que enfrenta en China, y afirmó que se trata de "hombre de Dios" y "auténtico chino" que no debe ser condenado.
Luego de haber sido postergado, comenzó este lunes el juicio contra el Obispo Emérito de Hong Kong y otras cinco personas.
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Todos ellos han sido acusados por el régimen comunista de no haber registrado civilmente la sociedad Fondo Ayuda Humanitaria 612, que brindaba apoyo legal y económico a activistas prodemocracia de la ex colonia británica.
"En un proceso, el testimonio es fundamental. El Cardenal Zen no debe ser condenado. Hong Kong, China y la Iglesia tienen en él un hijo devoto, del cual no deben avergonzarse. Este es el testimonio a la verdad", expresó en una carta publicada en el diario italiano Avvenire el Cardenal Filoni, también Gran Maestre de la Orden del Santo Sepulcro.
En su texto, el Purpurado recordó que en los juicios quien puede hablar, debe hacerlo; y recordó que San Juan Bautista, "un hombre que suscitó admiración y profundo respeto religioso", murió "testimoniando la verdad a la cual ninguno es superior, reivindicando la unidad de la ley divina, recibida de la tradición hebraica".
"También Jesús pagó por su testimonio de la verdad. ¿Qué es la verdad?, le preguntó Pilato ironizando en un dramático proceso en el cual el Nazareno era acusado de haber violado la soberanía de Roma", recordó.
"El veredicto fue emitido y Jesús fue condenado a una muerte infame; pero aquel proceso, nunca concluido, no será olvidado hasta que el Evangelio sea anunciado en la tierra. 'Yo soy la verdad', había proclamado Jesús, pero a la valoración de Pilato esto no interesaba. Y se lavó las manos", señaló en el texto publicado el 23 de septiembre.
En ese sentido, el Cardenal Filoni se refirió al juicio al que en estos días es sometido el Cardenal Zen, a quien conoció en Hong Kong, una ciudad donde el purpurado italiano vivió por ocho años.
Recordó que entonces el Cardenal Zen era inspector de los salesianos, "inteligentísimo, agudo, con una sonrisa cautivante. Me decían: '¡Es un shanghainés!' [Ndr. Por haber nacido en Shanghái]. Gradualmente comprendí el sentido".
Relató que hablaba perfectamente el italiano y conocía la cultura europea, siendo la síntesis del encuentro de dos culturas; sin embargo, "ha permanecido chino, nunca ha renegado de su identidad".
"Y esto para mí era muy bello y fascinante –agregó–; me representaba el prototipo de una interculturalidad que me llamaba a la memoria a Xu Guangqi, un 'cristiano en la corte de los Ming' (Elisa Giunipero), o, en otros aspectos, la agudeza del obispo Aloysius Jin Luxian, jesuita, Obispo de Shanghái en el tiempo de Deng Xiaoping y sucesivamente, que amaba presentarse como el 'Nicodemo de nuestros tiempos'. Ambos shanghaineses".
El Cardenal Filoni recordó que Shanghái fue "una ciudad mártir en el tiempo de la ocupación al estilo nazista de los japoneses; fue un periodo increíblemente triste, cargado de violencia y destrucción que nadie olvida. También la familia del Cardenal Zen fue víctima".
"El joven Zen nunca ha olvidado esa experiencia y sacó de ella esa coherencia característica y estilo de vida; y además un gran amor por la libertad y por la justicia", afirmó.
"Shanghái fue heroica, y héroes fueron considerados, casi intocables incluso por el régimen comunista, sus hijos. El Cardenal Zen es uno de los últimos discípulos de esas familias. Nunca los héroes eran humillados; era también la mentalidad del establishment chino, como lo es en Occidente para las víctimas de nuestro nazi-fascismo", añadió.
En su texto, el Cardenal Filoni dijo que el respeto y sostenimiento de la persona fue siempre el pilar de la visión humana y sacerdotal del purpurado chino, incluso ahora en Hong Kong en estos días en que es sometido a juicio.
Asimismo, destacó que la integridad moral e ideal del Cardenal Zen fue altamente considerada cuando San Juan Pablo II lo nombró obispo y Benedicto XVI lo creó cardenal.
Sobre el carácter que algunos le critican, el Cardenal Filoni preguntó: "¿Quién no lo sería ante a las injusticias y las reivindicaciones de la libertad que todo auténtico sistema político y civil deberían defender?".
"Debo testimoniar todavía dos cosas: el Cardenal Zen es un 'hombre de Dios'; a veces destemplado, pero sumiso al amor de Cristo, que quiso que fuera su sacerdote, profundamente enamorado, como Don Bosco, de la juventud. Por ello fue un maestro creíble. Además es un 'auténtico chino'. ¡Nadie, entre los que he conocido, puedo decir, que sea verdaderamente 'leal' como él!", expresó el Cardenal Filoni.