En más de una ocasión Benedicto XVI meditó sobre la belleza y su estrecha relación con Dios. En el Día Internacional de la Belleza, que se celebra cada 9 de septiembre, recordamos 5 de sus reflexiones.
1.- “Nada es demasiado bello para Dios”
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En septiembre de 2008, Benedicto XVI se encontró en la Catedral de Notre Dame de París (Francia), con sacerdotes, religiosos, seminaristas y diáconos, con quienes rezó las Vísperas.
Benedicto XVI dijo que “las liturgias de la tierra, ordenadas todas ellas a la celebración de un Acto único de la historia, no alcanzarán jamás a expresar totalmente su infinita densidad”.
“En efecto, la belleza de los ritos nunca será lo suficientemente esmerada, lo suficientemente cuidada, elaborada, porque nada es demasiado bello para Dios, que es la Hermosura infinita”, continuó.
“Nuestras liturgias de la tierra no podrán ser más que un pálido reflejo de la liturgia, que se celebra en la Jerusalén de arriba, meta de nuestra peregrinación en la tierra. Que nuestras celebraciones, sin embargo, se le parezcan lo más posible y la hagan presentir”, aseguró.
2.- Dios es “la belleza más deseable que ninguna otra”
En la audiencia general del 9 de noviembre de 2005, Benedicto XVI meditó sobre el salmo 135, en el que se recuerda la creación del mundo.
“En el principio creó Dios. Y ¡qué belleza hay en este orden! Así pues, si el mundo tiene un principio y ha sido creado, busca al que lo ha creado, busca al que le ha dado inicio, al que es su Creador”, dijo Joseph Ratzinger.
“La naturaleza bienaventurada, la bondad sin envidia, el que es objeto de amor por parte de todos los seres racionales, la belleza más deseable que ninguna otra, el principio de los seres, la fuente de la vida, la luz intelectiva, la sabiduría inaccesible, es decir, Dios en el principio creó los cielos y la tierra", agregó.
3.- La belleza libera de la oscuridad
El 21 de noviembre de 2009, en un encuentro con un grupo de artistas en la Capilla Sixtina en el Vaticano, Benedicto XVI hizo una intensa reflexión sobre el papel de la belleza en la vida de las personas.
“¿Qué puede volver a dar entusiasmo y confianza, qué puede alentar al espíritu humano a encontrar de nuevo el camino, a levantar la mirada hacia el horizonte, a soñar con una vida digna de su vocación, sino la belleza?”, cuestionó.
El Papa Benedicto XVI dijo ese día que los artistas saben bien “que la experiencia de la belleza, de la belleza auténtica, no efímera ni superficial, no es algo accesorio o secundario en la búsqueda del sentido y de la felicidad”.
Eso, dijo, “porque esa experiencia no aleja de la realidad, sino, al contrario, lleva a una confrontación abierta con la vida diaria, para liberarla de la oscuridad y transfigurarla, a fin de hacerla luminosa y bella”.
4.- Leer el Catecismo y el Concilio para redescubrir la belleza de ser cristianos
En su visita pastoral a Frascati en Italia, el 15 de julio de 2012, Benedicto XVI animó a los fieles a leer el Catecismo de la Iglesia Católica y los documentos del Concilio Vaticano II.
“Los documentos del Concilio contienen una riqueza enorme para la formación de las nuevas generaciones cristianas, para la formación de nuestra conciencia. Así que leedlos, leed el Catecismo de la Iglesia católica y así redescubrid la belleza de ser cristianos, de ser Iglesia”, dijo Joseph Ratzinger.
También podrán redescubrir cómo “vivir el gran ‘nosotros’ que Jesús ha formado en torno a sí, para evangelizar el mundo: el ‘nosotros’ de la Iglesia, jamás cerrado, sino siempre abierto y orientado al anuncio del Evangelio”, agregó.
5.- Por la fe se percibe la belleza de Dios
El 3 de marzo de 2012, al concluir el retiro de Cuaresma de la Curia del Vaticano, el Papa Benedicto XVI hizo una breve reflexión.
“Con frecuencia nos encontramos en un túnel oscuro en plena noche, pero, por la fe, al final vemos luz y sentimos una bella música, percibimos la belleza de Dios, del cielo y de la tierra, de Dios creador y de la criatura”, dijo el Santo Padre entonces.