Una fundación dedicada a las personas con necesidades educativas especiales ha difundido una carta en la que una futura médico explica cómo se sintió al estudiar el síndrome de Down de su hermano.
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"En la multitud de características que médicamente os definían, no te he encontrado, querido hermano", escribe la estudiante, cuyo hermano acude a los programas de la Fundación Talita Madrid, una organización española con casi dos décadas de experiencia en este campo.
"No he encontrado por ningún lado tu sonrisa picarona y tu sonrisa sonora, tampoco tus cánticos a pleno pulmón ni tus ronquidos", detalla. "No he reconocido tus pies, ni tus deditos separados, ni tu abrazo que tanto me calma y seca mis lágrimas" le explica a su hermano.
"Me ha faltado todo lo que os define y os hace diferentes, y he sentido la necesidad de escribirte, de definirte, de darte a conocer como lo que realmente eres en la vida y no sólo como todos esos rasgos que tan secamente me ha tocado estudiarme hoy", confiesa.
La estudiante, cuyo nombre es Covadonga, está preparando el examen de Médico Interno Residente (MIR) y describe cómo a "una lista interminable de adjetivos definitorios" le faltaba "plasmar la realidad del asunto".
Así, tras la "oblicuidad mongoloide de pliegues palpebrales" se esconde la "mirada cómplice, achinada, que cuanto más achatada es, más llena de picardía y de bondad".
Y donde se habla de "manchas de Bruschfield" la estudiante, o más bien la hermana, ve "unos ojos verde esmeralda repletos de puntitos dorados que hacen que, cuando te dignas a abrirlos, tengas los ojos y la mirada más bonita del mundo".
Para esta futura médico leer "macroglosia" le recuerda a la forma en que su hermano saca la lengua "a modo burlón"; y donde pone "surco simiesco" o "piel redundante", a ella la mente le lleva a "tus manos ásperas y pequeñas que acarician mi rostro despacio y con especial cariño", describe.
"Nos han aclarado fervientemente que sois 'la causa más frecuente de retraso mental grave' en los países desarrollados", retrata con crudeza, para a continuación confesar a su hermano cómo lo admira.
"Admiro y deseo vuestra inteligencia: tan humana, tan bella, tan sencilla. Tan arraigada a la naturaleza del ser humano que detecta al instante el dolor y la tristeza y no es capaz de no sufrirlas en sus propias carnes", describe la estudiante.
"Te admiro profundamente (aunque nunca llegues a entenderlo)", concluye la carta.
ACTUALIZACIÓN: 05 de septiembre de 2022 a las 19:24 GMT+2