El Obispo de Córdoba (España), Mons. Demetrio Fernández alienta a los fieles a "elevar oraciones a Dios para pedir la lluvia" ante la sequía porque "los meteorólogos saben explicar y predecir", pero no la pueden producir. "Si no, a ellos se lo pediríamos", subraya.
En su primera carta semanal después del descanso estival, Mons. Fernández, aprovechando la proximidad de la fiesta de la Natividad de María, ha compartido una "intención especial" que lleva en su corazón: la necesidad de lluvia abundante.
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"Donde hay agua hay vida. Necesitamos agua y es tradición de siglos y siglos en las personas creyentes que, cuando llega esta sequía a sus extremos nos dirijamos a Dios con rogativas comunitarias para pedirle el don de la lluvia", explica el Prelado.
Esta petición entronca con el Padrenuestro tal y como explica el Obispo de Córdoba: "Jesús en la oración del Padrenuestro nos enseñó a pedir el pan cotidiano entre otras peticiones. Es decir, pedir el alimento que necesitamos para sobrevivir. Pues, en este momento necesitamos el agua de las nubes para fertilizar los campos".
Por eso el Prelado ruega que se pida por la lluvia durante todo el mes de septiembre "cuando se presente la ocasión" desde la Misa a la Liturgia de la Horas. "Vamos a pedir la lluvia necesaria para poder sobrevivir", insiste.
El Obispo de Córdoba subraya que "no basta con que llueva un poco, es necesario que llueva mucho y que las reservas de agua vuelvan a rellenarse, sin que esto provoque inundaciones y otras catástrofes".
En efecto, el volumen de agua embalsada en España está tan solo al 35% de capacidad, unos 20 puntos por debajo de la media de los últimos 10 años en estas fechas.
De la mano de María
Mons. Fernández aprovecha la ocasión también para animar a invocar a la Virgen María en el inicio de curso, evocando la imagen de las madres "tirando del brazo de sus hijos pequeños porque estos sienten pereza de volver al cole".
En paralelo, los adultos, debemos ir "de la mano de María al trabajo cada día, aunque ella tenga que tirar un poco de nosotros que sentimos cierta pereza de ponernos a la obra".
El Prelado explica que, si la vida del cristiano consiste en "parecernos cada vez más a Jesús, prolongar su vida en nosotros, participar en sus sentimientos, Dios nos ha dado una Madre para que nos conduzca pedagógicamente en esta tarea".