¿Qué es el Colegio cardenalicio, un consistorio y un cónclave? Explicamos estos términos a las puertas del próximo consistorio que se celebrará en Roma el sábado 7 de diciembre.

El Colegio cardenalicio

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Los cardenales de la Iglesia Católica forman el llamado “Colegio cardenalicio”, un órgano que reúne a todos los cardenales creados por el Papa y cuya principal misión consiste en proveer la elección de un nuevo Pontífice en caso de un cónclave.

Según indica el Derecho Canónico, los cardenales del Colegio cardenalicio deben asistir al Romano Pontífice “colegialmente, cuando son convocados para tratar juntos cuestiones de más importancia”.

También deben hacerlo personalmente, “mediante los distintos oficios que desempeñan, ayudando sobre todo al Papa en su gobierno cotidiano de la Iglesia Universal”.

Electores y no electores

Todos los cardenales forman parte de este peculiar grupo, que a su vez se divide en dos: los cardenales electores y los no electores. 

Los electores son aquellos que, en el día en inicia la Sede Vacante -cuando fallece o renuncia el Papa-, tienen menos de 80 años, lo que significa que pueden participar en la elección del nuevo Papa y además asumen el gobierno de la Iglesia.

Los cardenales no electores son, por tanto, aquellos que han cumplido los 80 años y no participan en un posible cónclave. 

Tras el próximo consistorio, el Colegio cardenalicio estará compuesto por 253 cardenales, de los cuales 140 son electores y 113 no podrán votar en un eventual cónclave.

Consistorio

Un consistorio es la reunión del Colegio cardenalicio convocada por el Papa para ayudarle en el gobierno de la Iglesia Católica. 

Además, los cardenales son creados en los consistorios, donde los futuros cardenales se reúnen en la Basílica de San Pedro, profesan el Credo y luego se acercan al Papa uno por uno vestidos con túnicas rojas. 

El Santo Padre entrega a cada uno una birreta roja y el anillo de cardenal, símbolos de su creación cardenalicia.

Posteriormente, el Papa asigna a cada cardenal una Iglesia de Roma, lo que se conoce como “Título” o “Diaconía”, como símbolo de su participación en el cuidado pastoral del Papa por la ciudad.

Desde ese momento, los nuevos cardenales ya pueden formar parte de las congregaciones y dicasterios del Vaticano, obteniendo además la capacidad de ayudar al Papa a gobernar la Iglesia.

Consistorio ordinario y extraordinario

Los consistorios extraordinarios son los que el Papa convoca en casos particulares, donde todos los cardenales de la Iglesia Católica están llamados a participar. El último consistorio extraordinario tuvo lugar el 27 de agosto de 2022.

Por otra parte, un consistorio ordinario se lleva a cabo cuando el Papa necesita el consejo de los cardenales sobre algún tema importante o para dar solemnidad a la decisión del Pontífice, como es, por ejemplo, la aprobación de la canonización de los santos.

El cónclave

El cónclave es la asamblea de los cardenales reunidos para la elección del Romano Pontífice

Tras la muerte o renuncia de un Papa comienza un período que se llama de Sede Vacante. Durante este período rige el principio de nihil innovetur (que no se innove nada). 

El gobierno de la Iglesia queda confiado al Colegio cardenalicio solamente para el despacho de los asuntos ordinarios o de los inaplazables, y para la preparación de todo lo necesario para la elección del nuevo Pontífice.

¿Cuándo comienza el cónclave?

Los cardenales deben reunirse en un cónclave para la elección del nuevo Papa 15 días después de la vacante de la Sede Apostólica, aunque el Colegio de Cardenales puede establecer otra fecha, que no puede retrasarse más de 20 días desde la vacante.

Lugar de celebración

El lugar habitual del cónclave es la Capilla Sixtina, dentro del Vaticano. Aunque en el siglo XIX los cónclaves se celebraron en el Palacio del Quirinal en Roma. 

El último cónclave celebrado fuera de Roma fue en Venecia, en marzo de 1800, tras la muerte de Pío VI, ya que Roma estaba ocupada por las tropas napoleónicas y se decidió celebrar el cónclave fuera del alcance del ejército francés. 

La votación

El día elegido para el cónclave, los cardenales electores celebran primero una Misa en la Basílica de San Pedro en el Vaticano.

Ese mismo día por la tarde, acuden en procesión a la Capilla Sixtina, donde emiten solemne juramento nada más llegar.

Posteriormente, el Cardenal Camarlengo, ayudado desde el exterior por el Sustituto de la Secretaría de Estado, se encarga de que la elección del Papa se desarrolle con la necesaria reserva y discreción. 

La elección por escrutinio, el único modo actualmente válido, tiene lugar a través de la votación, individual y secreta de los cardenales electores. 

Se deben realizar dos votaciones cada día, además de una votación la tarde en que comienza el cónclave. Para que sea válida la elección debe contar con dos tercios de los votos.

Si después de 24 escrutinios los cardenales no consiguen ponerse de acuerdo sobre el cardenal elegido, podrán decidir por mayoría absoluta el modo de proceder, pero nunca se deberá prescindir del requisito de exigir mayoría simple para que sea válida la elección.

Después de cada elección se queman las papeletas. La tradición indica que los cardenales provoquen con paja seca o húmeda que el humo sea negro, si no se ha elegido al Papa, o blanco si se ha elegido al nuevo Romano Pontífice.

Esto provoca la conocida fumata negra o fumata blanca, que suelen ver los fieles desde la plaza San Pedro.