El P. Juan Carlos Mancebo misionero mercedario en Jerez de la Frontera (España) ha sido víctima de una brutal paliza a plena luz del día, sin mediar palabra y con intención de robar, que le ha provocado la fractura del tabique nasal.
Tras celebrar la Eucaristía puntual a las 8:30 de la mañana, como cada jornada entre semana, el P. Mancebo se dirigía el pasado martes al lugar donde suele desayunar cuando fue asaltado por dos individuos que lo arrojaron al suelo.
Recibe las principales noticias de ACI Prensa por WhatsApp y Telegram
Cada vez es más difícil ver noticias católicas en las redes sociales. Suscríbete a nuestros canales gratuitos hoy:
Aprovechándose de su debilidad, le propinaron numerosos puñetazos en la cara para, finalmente, sustraer su cartera.
El Comendador de la Orden Mercedaria en Jerez, Fray Felipe Ortuño, ha explicado a ACI Prensa que el P. Mancebo se encuentra recuperándose en casa de la agresión y que está pendiente de acudir a la consulta del médico para seguir tratando la fractura del tabique nasal.
Fray Felipe describe el ataque como "una virulencia de ensañamiento que no tiene nombre" y que se repite con cierta frecuencia en Jerez. No en vano, denuncia, "hoy ha sucedido otro atraco parecido".
"Esta violencia nos deja a todos indefensos", denuncia el P. Ortuño, que destaca del P. Mancebo su sensibilidad pastoral por los más pobres: "Es un hombre humilde, que no pretende mayores cosas, muy sensible a los temas humanos".
En su labor en la parroquia del Corpus Christi de Jerez "está volcado en la atención a los más pobres y necesitados a través de Cáritas", describe.
El corazón misionero se queda en África
La llegada a esta diócesis del sur de España se produjo hace unos 15 años, después de una vida dedicada a la pastoral misionera en África desde los años 80 del siglo XX.
Primero en Burundi, después en Ruanda, donde le tocó asistir en primera persona a las terribles matanzas del año 1994, cuando el gobierno hegemónico de etnia hutu se propuso el exterminio de la etnia tutsi.
Todo aquella experiencia le dejó una profunda huella, reflejada en el documental "Redentores cautivos", que se fue acrecentando durante su estancia en el Congo, en los campos de refugiados a donde huyeron tras el genocidio ruandés más de dos millones de personas.
En este caso, la mayoría de las personas eran de etnia hutu, que huían de los tutsis que tomaron el control en Ruanda. El P. Mancebo no distinguía de etnias y se entregaba a todos por igual.
Sus últimas experiencias como misionero fueron en Camerún. Fray Felipe considera que el P. Mancebo, aún pasados muchos años de estancia en España, "dejó el corazón en África, porque todo el que ha ido a África, se queda en África".
Para la recuperación total que se prevé larga, el Comendador de los Mercedarios en Jerez intuye que el P. Mancebo va a tener que repetir a menudo la expresión africana "pole, pole", que llama a tener paciencia y vivir el presente de manera pausada.