La tumba vacía de María fue visitada por los frailes franciscanos de Tierra Santa junto a decenas de católicos, quienes elevaron una plegaria en el lugar santo con ocasión de la fiesta de la Asunción de la Madre de Dios, el lunes 15 de agosto.
Según explica la Custodia de Tierra Santa, todos se reunieron en la Gruta de los Apóstoles, en Jerusalén, para rezar las "Segundas Vísperas" de la Asunción de María, que son un conjunto de salmos y oraciones que toda la Iglesia Universal reza en la Liturgia de la Horas.
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La celebración estuvo presidida por el P. Francesco Patton, Custodio de Tierra Santa, quien reflexionando sobre el cántico de María, conocido como el Magníficat, señaló que "Dios no enaltece a los soberbios y orgullosos, no enaltece a los que están llenos de sí mismos, no enaltece a los arrogantes y a los que se valen de la fuerza […], Dios enaltece a los humildes".
Más adelante, se trasladaron en procesión hasta la tumba de la Virgen María, donde los frailes fueron acogidos por representantes de los cristianos ortodoxos, griegos y armenios, quienes son los únicos que pueden oficiar celebraciones en el templo construido sobre el sepulcro de la Virgen.
Allí los franciscanos y fieles católicos pudieron acercarse a venerar de cerca la tumba desde donde la Madre de Dios fue llevada al cielo en cuerpo y alma.
En las fotos de la página de Facebook Custodia de Tierra Santa se puede ver al P. Francesco Patton arrodillado ante el sepulcro, besando el lugar donde estuvo la Virgen. Sus hermanos frailes también entraron a venerar la tumba uno detrás de otro.
Cabe resaltar que solo en la fiesta de la Asunción de María se le permite a los católicos de rito latino, es decir a los que celebran la Misa con el Misal Romano, visitar "oficialmente'' la tumba de María y hacer una breve liturgia.
Datos históricos sobre la tumba
Desde los primeros siglos se ha venerado la tumba de María y, de acuerdo a Custodia de Tierra Santa, fue el Obispo de Jerusalén, de nombre Juvenal, quien en el siglo V "situó esa tumba al pie del Monte de los Olivos, en el Valle del Cedrón".
En un tiempo de la historia, los frailes menores eran los únicos propietarios del recinto, pero fueron expulsados en 1757.