El sacerdote P. Johnny Vargas, natural de Ecuador, pero ordenado e incardinado en la Diócesis de Bilbao (España), ha fallecido a los 44 años víctima de una enfermedad vírica que le ha sorprendido en su país natal, para celebrar el funeral de su abuela.
"Ha dejado huérfana a la comunidad latinoamericana, de la que era un claro referente" ha expresado en una nota el Obispado, que detalla que "se ha ido sin hacer ruido", porque era así: "silencioso y prudente".
Recibe las principales noticias de ACI Prensa por WhatsApp y Telegram
Cada vez es más difícil ver noticias católicas en las redes sociales. Suscríbete a nuestros canales gratuitos hoy:
Del presbítero fallecido se destaca igualmente que "definía su carácter su amabilidad y educación" y que mucha gente lo recordará "con la sonrisa en los labios".
Nacido en Santiago de Guayaquil en enero de 1978, el mayor de los tres hermanos Vargas estuvo vinculado a los Misioneros del Verbo Divino, quienes le enviaron a estudiar a Bogotá (Colombia) tras realizar sus primeros votos. Recaló en Bilbao en 2007, donde estudió Teología en la Universidad de Deusto.
Al llegar a la ciudad, buscó una comunidad parroquial latinoamericana, que providencialmente estaba dirigida por el misionero P. Juan Mari Bautista, hoy, precisamente, en Ecuador. Johnny Vargas ingresó en el seminario en 2009 a los 31 años y fue ordenado sacerdote el 15 de junio de 2014.
El exrector del seminario de Bilbao, P. Rafael Sáez, le recuerda como "un hombre con mucha personalidad, de gran fe y amplitud de miras. Vivía muy de cerca las alegrías y las penas de la comunidad latinoamericana".
El P. Jesús Llarena, quien coincidiera con el P. Vargas en el seminario, destaca que "se levantaba a las cinco y media para rezar" y desarrollaba una "gran actividad evangelizadora y comunitaria".
"La atención a la comunidad latinoamericana ha sido una de sus labores evangelizadoras junto con las parroquias en las que ha ejercido. Se nos ha ido un amigo, un hermano y un sacerdote de los pies a la cabeza", subraya.
La responsable de la Pastoral de Migraciones Marije Calvo destaca del presbítero fallecido "su disponibilidad y entrega a las comunidades latinoamericanas", con el objetivo de buscar "la unión y la acogida, para que poco a poco se fuera incorporando a las comunidades".
Precisamente en estos días se está celebrando en su unidad parroquial de Entre Ríos la novena dedicada a la Virgen del Cisne, una advocación mariana muy querida en Ecuador. El próximo día 14, en su fiesta, se le recordará de manera especial.