"La enseñanza de contenidos islámicos en las asignaturas obligatorias es injusta, ya que incluso los alumnos de las minorías religiosas se ven así obligados a estudiar y examinarse de estas asignaturas", señala Peter Jacob, líder católico y Director del Centro para la Justicia Social (CSJ) en Pakistán.
En declaraciones a la agencia vaticana Fides, Jacob plantea que el gobierno "no debería incorporar contenidos religiosos en asignaturas obligatorias como el urdu y el inglés.
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Asimismo, recuerda que la Constitución de Pakistán especifica que "no se exigirá a ninguna persona que asista a un centro educativo que reciba instrucción religiosa, ni que participe en ninguna ceremonia religiosa, si ésta se refiere a una religión distinta de la suya".
Por ello, exige una comisión educativa que revise estas políticas de enseñanza ya que no se ha analizado el contenido de los textos escolares y los efectos que están ocasionando en la sociedad.
Al respecto, el académico musulmán Riaz Shaikh, decano del Departamento de Ciencias Sociales del "Instituto de Ciencia y Tecnología Shaheed Zulfikar Ali Bhutto" de Islamabad, denunció "la discriminación y las cuestiones de género en el plan de estudios nacional".
De igual manera, Tauseef Ahmed Khan, miembro de la Comisión de Derechos Humanos de Pakistán, enfatizó que el plan de estudios "incluye contenidos que siembran el odio hacia los grupos minoritarios y esto se está convirtiendo en una fuente para sembrar el odio en los corazones de los estudiantes".
En este sentido, no solo Jacob y la Comisión Nacional para Justicia y Paz (NCJP) del Episcopado Pakistaní son los que se pronuncian contra este abuso educativo en desmedro de las minorías religiosas, sino también académicos musulmanes.
Cabe resaltar que el plan de estudios de Pakistán data del 2004 y varios expertos cristianos y muslmanes solicitan uno que sea único a nivel nacional, acorde a las normas internacionales y que fomente la paz, justicia e inclusión.
Es por ello que Kashif Aslam, coordinador de programas del NCJP, enfatizó a Fides que se ha "trabajado mucho en los últimos diez años para eliminar el material de odio de los libros de texto".
"No queremos que se desperdicie. Tenemos que eliminar los contenidos que dan lugar al fundamentalismo e incluso a la violencia", añadió.