Cuenta la historia que el Santo Cura de Ars, cuya fiesta la Iglesia Católica celebra cada 4 de agosto, sufrió constantes ataques sobrenaturales del diablo que no lo dejaban dormir. Esto se dio por más de 20 años, hasta que el patrono de los sacerdotes y párrocos recibió un especial don.
El sitio web Corazones.org, sobre la vida de santos, indica que lo que el famoso presbítero sufrió fue el "asedio" demoníaco, una de las formas que usa el enemigo para "aterrorizar por medio de apariciones horribles o por medio de ruidos".
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Todo comenzó en el invierno de 1824 con horribles sonidos y gritos donde vivía el Cura de Ars, por lo que el santo le pidió a un señor que lo acompañara. El hombre se asustó con lo que escuchó al pasar la media noche y nunca más se volvió a quedar.
En otra ocasión, el sacerdote estaba por celebrar la Misa cuando le avisaron que su cama se incendiaba, por lo que, al darse cuenta de que la intención del maligno era que no presidiera la Eucaristía, dio sus llaves para que apagaran el fuego y exclamó: “El villano, al no poder atrapar al pájaro, le prende fuego a su jaula”.
Corazones.org señala que incluso hasta la actualidad se pueden ver sobre la cabecera de la cama las marcas del incendio.
Además de estas manifestaciones, se dice que el demonio por las noches hacía ruidos de cristal, de caballo, de perro, de tambor, silbidos y cantos agudos por varias horas. E incluso le gritaba "Vianney, Vianney, come papas", buscando que rompiera sus ayunos o su comida frugal.
De acuerdo al sitio web especializado, la intención del maligno era "no dejar dormir al Santo" y cansarlo para que no confesara al día siguiente a los miles que acudían a él para estar en gracia de Dios.
No obstante, para 1845 estos ataques acabaron, ya que Dios le concedió al patrono de los párrocos el don de expulsar demonios.