Cercanos al cumpleaños número 209 de San Juan Bosco, que se celebrará el próximo 16 de agosto, les compartimos una anécdota de Don Bosco con Domingo Savio, en el que el santo de los jóvenes le dio una receta de tres ingredientes a su ejemplar alumno para alcanzar la santidad.

En una reflexión titulada Como Fermento en la Familia Salesiana de hoy de 2022, el entonces P. Ángel Fernández, Rector Mayor de los salesianos y hoy cardenal, recordó que el 24 de junio de 1855 todo Turín, en Italia, celebraba a su patrono San Juan Bautista, y por ello varios jóvenes también festejaban el onomástico de su Padre Juan Bosco.

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No obstante, la noche anterior, Don Bosco le dijo a sus muchachos que él quería darles el regalo que más deseaban y les pidió que escribieran su deseo en una tarjetita.

Entre los mensajes, el santo encontró que le pedían "cien kilos de turrón", un cachorro como el que varios habían dejado en casa, e incluso hubo quien le pidió una trompeta porque quería entrar en la banda musical.

Al llegar a la petición de Santo Domingo Savio leyó sólo cuatro palabras: "Ayúdame a ser santo". 

Cuenta el Rector Mayor que Don Bosco llamó a su pequeño alumno y le dijo: "Cuando tu mamá hace un pastel, utiliza una receta que indica los distintos ingredientes que hay que mezclar: el azúcar, la harina, los huevos, la levadura....".

"Incluso para hacer santos se necesita una receta, y yo quiero dársela. Consta de tres ingredientes que hay que mezclar", le indicó.

"Primero: la alegría. Lo que te perturba y te quita la paz no agrada al Señor. Elimínalo. Segundo: tus deberes de estudio y oración. Atención en la escuela, compromiso con el estudio, rezar de buena gana cuando se te invita a hacerlo".

"Tercero: hacer el bien a los demás. Ayuda a tus compañeros cuando lo necesiten, aunque te cueste un poco de trabajo y esfuerzo. La receta de la santidad está toda aquí", concluyó.

Según explica el también hoy Arzobispo Ángel Fernández, a Domingo Savio le pareció tener los dos primeros ingredientes, pero sintió que podía hacer algo más con el tercero.

Y según cuenta la historia, el santo adolescente llegó a cumplir a cabalidad toda la receta, convirtiéndose incluso en levadura o fermento de una fructífera Compañía de la Inmaculada Concepción, en la que estuvieron el Beato Miguel Rua, primer sucesor de Don Bosco, y la primera generación de salesianos.

Frente a todo esto, el Rector Mayor y Décimo Sucesor de Don Bosco culminó su reflexión animando a la familia salesiana, especialmente a los laicos, "a responder de modo creativo, colaborativo y concreto, en todo lo posible”, para ser realmente “esa levadura semejante a la del Evangelio que Jesús nuestro Señor proclamaba".

Este artículo fue publicado en 2022, pero ha sido actualizado para su republicación.