Un cristiano de 34 años ha sido condenado a muerte por un tribunal de Lahore, en Pakistán, por supuestamente haber blasfemado contra Mahoma, pero los hechos reales apuntan a que se trataría de una venganza por defender su fe y destruir su próspero negocio.
Según informó la agencia vaticana Fides, el acusado es Ashfaq Masih, quien es padre de familia, mecánico y se encuentra encarcelado desde hace más de 5 años.
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El caso se remonta al 5 de junio de 2017, cuando Masih, dueño de un próspero taller en el que reparaba motos y bicicletas, discutió con Muhammad Naveed, un musulman que ofrecía el mismo servicio de reparación en otra tienda, pero que resentía que la mayoría de la clientela prefería al cristiano.
Pakistani #Christian man, Ashfaq Masih has been sentenced to death by hanging after being accused of #blasphemy in 2017.#Minorities will keep on dying in #Pakistan until a strong voice from the international forums is being raised.https://t.co/wVoLymTpcz pic.twitter.com/lTuktgscPQ
- CFATM (@CFATM2) July 15, 2022
Días después, otro musulman llamado Muhammad Irfan le solicitó a Masih un trabajo de reparación y no quiso pagar la mano de obra por ser un sufí. Es decir, un seguidor místico del islam.
"En respuesta, dije que soy un creyente en Jesucristo y pedí el pago por el trabajo de reparación", contó Masih ante el tribunal.
Es así que Irfan y Naveed se unen y lo acusan de blasfemia.
"Estos dos hombres también me amenazaron porque querían que abandonara el taller. Esta misma información se la di al agente de policía que me detuvo", añadió Masih.
"Nunca he pronunciado palabras despectivas contra el Profeta Muhammad, ni lo haría jamás. Respeto al Profeta Muhammad con todo mi corazón y mi alma", dijo.
No obstante, el pasado 4 de julio, el Tribunal de Primera Instancia en Lahore lo sentenció a morir en la horca.
Para el Presidente de la ONG "Voice for Justice", Joseph Jansen, "la condena a muerte de Ashfaq Masih genera decepción y temor en toda la comunidad cristiana de Pakistán, y en particular en todos los demás presos acusados de blasfemia y en sus familias".
"Está claro que todas las pruebas de este caso son inventadas y que Ashfaq Masih sólo está atrapado en él por reclamar gastos de servicio por reparar la moto de un musulmán", enfatizó Jansen.
Asimismo, para Ashiknaz Khokhar, un activista de derechos de las minorías, "es preocupante ver cómo los tribunales de primera instancia dictan sentencias de muerte a los acusados de blasfemia, incluso sin pruebas suficientes".
"El gobierno debe tomar medidas serias para acabar con el abuso de las leyes sobre la blasfemia y trabajar para proteger los derechos fundamentales de los ciudadanos y sus familias", denunció.
De acuerdo al Centro para la Justicia Social, de 1987 al 2021 hay 1949 casos de acusaciones de blasfemia en Pakistán y 281 son contra cristianos, pero 84 personas del total ya han sido asesinadas de manera extrajudicial.