El Arzobispo de Piura, en el norte del Perú, Mons. José Antonio Eguren, recordó que “no existe el derecho a disponer de la vida de otros” ni la de uno mismo, al comentar la reciente decisión de la Corte Suprema de ratificar el acceso a la eutanasia de Ana Estrada, una mujer con una enfermedad incurable.
“No existe el derecho a disponer de la vida de otros, no existe el derecho a disponer de la vida que uno tiene. La eutanasia es un crimen contra la vida, que nunca pierde su dignidad. Además, incurable no es sinónimo de ‘poco valor’, o ‘menos dignidad’, o ‘in-cuidable’”, escribió el Prelado en un comunicado difundido el 16 de julio.
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El jueves 14 de julio, la Corte Suprema peruana ratificó la decisión que ya había dado una corte en primera instancia de permitir a Estrada, que padece polimiositis –una enfermedad incurable que la ha dejado en silla de ruedas–, poner fin a su vida a través de la eutanasia.
Según Mons. Eguren, la ratificación de la Corte Suprema “constituye una usurpación de las funciones legislativas”.
“La eutanasia es anticonstitucional, y además está prohibida por el Código Civil, el Código Penal y la Ley General de Salud N° 26842, que establece que se debe respetar la vida del ser humano desde su concepción hasta su fin natural, es decir, la muerte, sin intervención de terceras personas o de la misma persona”, explicó.
Mons. Eguren resaltó que "la vida humana es un bien indisponible, es decir es un derecho fundamental que no es susceptible de disponerse a voluntad.”
“La dignidad humana es un valor en sí mismo, y no está sujeta a una autopercepción de la persona. En ese sentido, legalizar la eutanasia es en la práctica legalizar el suicidio. Tanto en la eutanasia, como en el aborto, se apela a una mala entendida compasión para así poder eliminar el bien mayor que es la vida”, detalló.
El Arzobispo de Piura dijo que en lugar de promover la eutanasia, se debe apuntar a proveer “la medicina paliativa, y estar con el enfermo, acompañándolo, escuchándolo, haciéndolo sentirse amado y querido”.
“Eso es lo que puede evitar la soledad, el miedo al sufrimiento y a la muerte, así como el desánimo que esto conlleva, que son los elementos que hoy en día se encuentran entre las principales causas de solicitud de eutanasia o de suicidio asistido”, dijo.
Al final de su mensaje, Mons. Eguren aseguró que “promover en los actuales momentos una agenda de muerte (aborto y eutanasia) es un absurdo cuando venimos de la tragedia de una pandemia en donde todos hemos sido testigos de la lucha heroica de enfermos, familiares, y personal sanitario por la vida”.
“Acompaño con mi oración y cercanía a todos aquellos que padecen la prueba de la enfermedad, para que en medio del dolor y la angustia que les ha tocado vivir, sepan abrir sus corazones a la fe, al amor misericordioso de Dios, como lo han hecho tantas personas que han atravesado el misterio del dolor y de la enfermedad desde su fe, encontrando en ella el sentido a sus sufrimientos”, concluyó.