Hace unos 800 años, la Madre de Dios se le apareció al carmelita San Simón Stock para entregarle un escapulario, el cual se ha vuelto muy popular con el paso de los siglos y que los católicos usan por amor a la Virgen del Carmen, cuya fiesta se celebra el 16 de julio.
En un reportaje de EWTN Noticias, el entonces superior mayor de la Orden de los Carmelitas Descalzos en Perú, P. Alfredo Amesti Sánchez, compartió detalles sobre el origen e importancia de esta devoción practicada por miles de católicos en todo el mundo.
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En la entrevista, el P. Amesti relató que el día de la aparición mariana San Simón Stock rezó suplicante esta oración: “Flor del Carmelo, Viña Florida, Esplendor del Cielo, Virgen Fecunda, Oh Madre tierna intacta de hombre, a los carmelitas proteja tu nombre”.
La Enciclopedia Católica relata que en 1247 San Simón fue elegido sexto general de los carmelitas y logró que la Orden se expandiera por el sur y oeste de Europa, sobre todo en Inglaterra.
El santo obtuvo la “aprobación temporal del Papa Inocencio IV para la regla alterada de la Orden, que se había adaptado a las condiciones europeas”.
“Sin embargo, la Orden fue oprimida y estaba aún luchando para ser aceptada, ya sea consiguiendo el consentimiento del clero secular o la tolerancia de las otras órdenes”, describe la Enciclopedia.
Es en ese contexto que San Simón Stock suplica a la Santísima Virgen que proteja a la Orden y Ella acude en su auxilio, dándole el escapulario con la indicación de que se dirijan “sin miedo al Papa Inocencio [IV], porque recibirían el remedio para sus dificultades”.
Los religiosos siguieron el consejo de la Virgen “y la Orden recibió una bula o carta de protección de Inocencio IV contra esas molestias”, precisa la Enciclopedia.
El escapulario, impulso de los carmelitas
El P. Amesti explicó que el origen del “escapulario está ligado al paso [de la Orden carmelita] de Israel a Europa”, y dijo que en 1251 San Simón Stock recibió “la prenda del escapulario para reforzar el cambio institucional que estaban viviendo los carmelitas, de ermitaños a mendicantes”.
La Virgen acompañó a la Orden en este complejo proceso, “y por eso le entrega el escapulario como signo de protección a los carmelitas”, añadió el sacerdote.
La devoción a la Virgen del Carmen se propagó por el mundo gracias a la expansión de los carmelitas y se dieron muchos hechos milagrosos.
Finalmente, el P. Amesti recordó que “el escapulario es una librea, un vestido de pertenencia de la época feudal” que “era un signo de protección”, y señaló que “la Virgen promete que aquel que lleva el escapulario, el sábado próximo a su muerte, va a poder gozar de la vida eterna”.