La Iglesia Católica enseña que la vida humana es sagrada y debe ser respetada y protegida desde el momento de la concepción.
Tras la decisión de la Corte Suprema Estados Unidos de revocar Roe vs. Wade, que legalizó el aborto en todo el país en 1973, los católicos, y los estadounidenses provida en general, enfrentan nuevas preguntas sobre el aborto en ciertas situaciones, como la historia de una víctima de violación de 10 años que viajó de Ohio a Indiana para que le realicen esta práctica.
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Esta es la enseñanza de la Iglesia Católica sobre el aborto.
¿Puede una mujer católica hacerse un aborto?
Las "Directrices éticas y religiosas para los servicios católicos de atención médica", publicadas por la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos (USCCB), enfatiza que el aborto "nunca está permitido".
Asimismo, los obispos definen el aborto como la "directamente intencionada terminación del embarazo antes de la viabilidad o la directamente intencionada destrucción de un feto viable".
En otras palabras, la Iglesia Católica prohíbe cualquier acción que tenga como fin único y directo la terminación de la vida humana en el seno materno. El aborto está prohibido independientemente de si un bebé por nacer es viable o puede sobrevivir fuera del útero.
En ese sentido, los obispos señalan que los no nacidos deben ser protegidos desde el momento de la concepción.
"Todo procedimiento cuyo único efecto inmediato sea la terminación del embarazo antes de que sea viable es un aborto, que, en su contexto moral, incluye el intervalo entre la concepción y la implantación del embrión", añaden.
¿Qué pasa con el aborto para las víctimas de violación de 10 años?
Los católicos deben abrazar la vida, no la destrucción de la misma, incluso en las situaciones más difíciles, dijo a CNA –agencia en inglés del Grupo ACI– el P. Tadeusz Pacholczyk, director de educación y especialista en ética del Centro Nacional Católico de Bioética.
El centro, ubicado en Broomall, Pensilvania (Estados Unidos), está dedicado a defender la dignidad de la persona humana a través del cuidado de la salud y la investigación biomédica.
"Fomentar un aborto directo nunca ofrece una solución auténtica para una mujer joven que enfrenta una crisis", explicó el P. Pachoczyk. "Cuando una niña de 10 años queda embarazada a causa de una violación, no tiene sentido responder a su trauma ofreciendo un segundo trauma", señaló.
"Exacerba el original acto de violencia con aún más violencia", dijo sobre el aborto. "Juega con la vulnerabilidad emocional que todos sentimos cada vez que la tragedia nos golpea", indicó.
El P. Pacholczyk señaló que existe una solución diferente para una víctima que enfrenta una situación como esta: amor y apoyo.
"Lo que una mujer joven necesita en una situación de ese tipo es el apoyo de familiares y amigos, junto con la tranquilidad de que 'podemos superar esto juntos'", dijo. "Lo que ella realmente necesita es el amor, la esperanza y la compasión que animan a cualquiera que se enfrenta a la incertidumbre sobre su propio futuro", señaló.
El apoyo, dijo, puede marcar la diferencia.
"Las mujeres jóvenes que han tenido que recorrer este difícil camino, cuando cuentan con el apoyo generoso de sus familiares y amigos, a menudo recordarán lo que sucedió y expresarán su alivio porque no se les ofreció la oportunidad de destruir a su propio hijo después de una agresión sexual", añadió el especialista en ética.
El sacerdote se refirió a la historia reciente de Kathy Barnette, quien se postuló sin éxito como candidata republicana al Senado en Pensilvania en 2022. Ella Barnette fue concebida en una violación cuando su madre, Mamie Jo, tenía solo 11 años. Sin embargo, la niña eligió la vida.
El P. Pacholczyk enfatizó que el niño en el útero es inocente.
"Al promover el aborto después de una violación, también apuntamos al blanco equivocado", dijo. "El niño en el útero no perpetró la agresión sexual y no debe ser tratado como si lo hubiera hecho", añadió.
El sacerdote dijo que "en lugar de apuntar a un transeúnte inocente, debemos apuntar al hombre que llevó a cabo el asalto".
"Si no se hace lo posible por identificar y aprehender al agresor, que en ocasiones puede ser un familiar o pariente, un aborto puede terminar allanando el camino para que el agresor 'cubra sus huellas' y siga abusando de una menor a la que en su lugar se le debe proporcionar con seguridad y protección contra más abusos", concluyó.
¿Qué sucede con los embarazos ectópicos y cuando la vida de la mujer está en riesgo?
A una católica le está permitido someterse a un tratamiento para salvar su vida, incluso si eso significa que su bebé por nacer morirá indirectamente como resultado de ese tratamiento, afirman las directivas de los obispos estadounidenses.
Aquí la intención y la acción es salvar la vida de la madre, no es poner fin a la vida de su bebé a través del aborto, o "la terminación del embarazo directamente intencionada".
"Se permiten las operaciones, tratamientos y medicamentos que tengan como finalidad directa la curación de una condición patológica proporcionalmente grave de una mujer embarazada, cuando no puedan posponerse con seguridad hasta que el niño por nacer sea viable, incluso si resultarán en la muerte del niño por nacer", dicen las directivas.
Los obispos también abordan los casos de embarazos ectópicos o extrauterinos que ponen en peligro la vida de la madre.
"En caso de embarazo extrauterino, no es moralmente lícita ninguna intervención que signifique un aborto directo", dicen las directivas.
En cambio, para los embarazos ectópicos, los expertos médicos católicos están de acuerdo en que las mujeres pueden someterse a una salpingectomía parcial, que es la extirpación de una parte de la trompa de Falopio donde se encuentra el bebé por nacer, informa el Registro Nacional Católico. La intención y la acción directa es eliminar el tejido dañado, no terminar con la vida de un bebé por nacer.
Según la Asociación Estadounidense de Obstetras y Ginecólogos Pro-Vida, "la continuación de un embarazo de este tipo no puede resultar en la supervivencia de un bebé".
En otras situaciones, las directivas establecen que el trabajo de parto puede ser inducido por una "razón proporcional" después de que el feto sea viable.
¿Pueden los hospitales católicos proporcionar servicios de aborto?
Las directivas de los obispos enfatizan que las instituciones católicas de atención médica no deben ayudar ni proporcionar procedimientos de aborto. Sin embargo, agregan los prelados, los trabajadores de la salud católicos deben brindar ayuda y consuelo a las mujeres que sufren después de un aborto.
"Los proveedores católicos de atención médica deben estar listos para ofrecer atención compasiva física, moral y espiritual a aquellas personas que han sufrido psicológicamente por el trauma del aborto", se lee en las directivas.
El P. Pacholczyk señaló que "la atención médica católica siempre respeta la igual dignidad de la madre y el niño, y reconoce que cada embarazo implica al menos a dos personas, dos pacientes, con el objetivo explícito de proveer una atención médica sobresaliente, en la medida de lo posible, para ambos".
¿Qué dice el Catecismo católico sobre el aborto?
El Catecismo de la Iglesia Católica, que resume la enseñanza de la Iglesia, reconoce la dignidad y el valor intrínseco de los no nacidos.
"La vida humana debe ser respetada y protegida de manera absoluta desde el momento de la concepción", dice el catecismo. "Desde el primer momento de su existencia, el ser humano debe ver reconocidos sus derechos de persona, entre los cuales está el derecho inviolable de todo ser inocente a la vida".
La Iglesia considera que el aborto es un "delito contra la vida humana" y abortar, o ayudar a otra persona a abortar, es motivo de excomunión automática.
"El aborto directo, es decir, querido como un fin o como un medio, es gravemente contrario a la ley moral", dice el catecismo.
Al mismo tiempo, la Iglesia Católica ofrece perdón y misericordia para aquellos involucrados en el aborto.
"La Iglesia no pretende restringir el ámbito de la misericordia; lo que hace es manifestar la gravedad del crimen cometido, el daño irreparable causado al inocente a quien se da muerte, a sus padres y a toda la sociedad", señala el Catecismo.
Traducido y adaptado por Eduardo Berdejo. Publicado originalmente en CNA.