El P. Francisco José Delgado, sacerdote de la Arquidiócesis de Toledo (España), explicó cómo la Revolución Francesa impacta en la Iglesia Católica hoy, al conmemorarse este 14 de julio un aniversario más de la Toma de la Bastilla y el Día Nacional de Francia.
El 14 de julio de 1789 ocurrió la Toma de la Bastilla, el principal acontecimiento de la Revolución Francesa que derrocó a la monarquía, un acontecimiento que tuvo graves consecuencias para la Iglesia Católica.
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El sacerdote explicó a ACI Prensa que "la Revolución Francesa fue la cristalización de las ideologías que surgieron durante toda la ilustración, muchas de ellas de claro origen protestante, para subvertir el orden social propio de la Cristiandad".
"Una de las características básicas que tenía ese orden social era que la Iglesia se situaba efectivamente por encima del poder civil, escapándose al mismo en las cuestiones de orden espiritual y ejerciendo una tutela de los grandes principios morales".
"Esto era posible porque la inmensa mayoría de la sociedad era católica, incluyendo las autoridades", continuó.
El P. Delgado precisó que "con las deformaciones protestantes, esto comenzó a cambiar y surgió el absolutismo monárquico protestante, con la idea del 'derecho divino de los príncipes'".
"En los estados protestantes y reformados, como en el anglicanismo, la religión se convirtió en algo supeditado al poder civil, es decir, en una cuestión de Estado, dado que es a partir de esta configuración como surge el Estado en sentido moderno", dijo.
La Iglesia Anglicana o anglicanismo es la Iglesia de Inglaterra, fundada por el rey Enrique VIII, que ordenó la ejecución de Santo Tomás Moro y San Juan Fisher por no permitirle divorciarse. Actualmente la máxima líder de la Iglesia de Inglaterra es la Reina Isabel.
El P. Delgado indicó que la Revolución Francesa quiso "universalizar" el esquema como el del anglicanismo, "no tanto eliminando la religión católica, sino controlándola mediante el poder estatal. De ahí que se creara una Constitución Civil del Clero, que los sacerdotes estaban obligados a jurar so pena de muerte".
La "Constitución Civil del Clero" fue una imposición de los líderes de la Revolución Francesa que convirtió a sacerdotes y religiosos en "funcionarios públicos eclesiásticos".
El sacerdote español dijo también que en la época de la Revolución Francesa y "en medio de una terrible persecución, muchos sacerdotes fueron ejecutados o condenados a trabajos forzados, pero también muchos abandonaron la fe".
"Debido a esta persecución, los católicos de la región de Vandea se levantaron en armas, poniendo en jaque a las autoridades revolucionarias, pero fueron despiadadamente reprimidos, en lo que sería el primer genocidio de la historia moderna", destacó.
La Guerra de la Vendée o Vandea ocurrió entre 1793 y 1796, y dejó el saldo de más de 130 mil muertos.
El control ideológico del Estado sobre la Iglesia
El P. Delgado indicó asimismo que "aunque el Papa Pío VII firmó el Concordato con Napoleón en 1801, que reestablecía cierta autonomía a la Iglesia frente al poder civil, de hecho la tensión en todos los Estados modernos no desaparecerá nunca y las fuerzas revolucionarias siempre pretenderán reducir a la Iglesia a un elemento más bajo: el control ideológico del Estado".
Esto, alertó el sacerdote, "es hoy mucho más evidente cuando las fuerzas del Estado se organizan incluso a nivel global, con entes ideológicos como la Unión Europea o las Naciones Unidas, que buscan siempre una Iglesia dócil a los principios revolucionarios y al orden social contemporáneo".
El P. Delgado indicó a ACI Prensa que, "aunque la violencia contra la Iglesia Católica no siempre es de la misma naturaleza sangrienta que en la época de la Revolución, la Iglesia ha vivido en toda la época presente ataques continuos que buscan impedir su función de generar una sociedad cristiana".
A veces, recordó, "sí se ha llegado a intentos de erradicación completa de la Iglesia, como, por ejemplo, en los países en los que triunfó el marxismo o en España durante los años 30".
La Guerra Civil Española se dio entre 1936 y 1939. La Iglesia Católica fue brutalmente perseguida durante estos años y fueron miles los sacerdotes, religiosos y laicos quienes murieron por odio a la fe.
El sacerdote español destacó que actualmente "hay muchos en la Iglesia que parecen haber abrazado este espíritu de la Revolución cuando renuncian en la práctica a la evangelización de la sociedad y limitan la predicación cristiana a aquellos puntos que las fuerzas ideológicas consideran útiles para sus intereses revolucionarios: cambio climático, ideología de género, sustitución poblacional mediante la migración, rechazo de la libertad económica, etc.".
La ideología de género es una corriente que considera que el sexo es una construcción socio-cultural y no biológica, que distintos gobiernos y entidades internacionales pretenden imponer a través de la educación.
Para concluir, el P. Delgado advirtió que si bien hoy prosiguen los intentos "de destruir la Iglesia, también en la misma Iglesia hay quienes, como aquellos vandeanos, o aquellos cristeros (n.d.r. mexicanos que pelearon la guerra cristera en la década de 1920 cuando los católicos fueron perseguidos en México), o aquellos alzados españoles, se resisten a aceptar una Iglesia juramentada y domesticada por las fuerzas de este mundo".