En un comunicado los miembros de la Acción Católica Argentina manifestaron su alegría por la canonización, este 16 de mayo, de Gianna Beretta Molla, la primera santa de dicha institución y cuyo “sí a la vida representa el amor profundo de una madre por la vida del hijo por nacer”.
Gianna era una joven italiana, “esposa, madre de familia, pediatra, dirigente de la citada institución apostólica, amante de la música y de la vida, quien a los 39 años eligió priorizar la vida de su cuarta hija, de quien estaba embarazada, antes que la propia, frente a la necesidad de intervenirla quirúrgicamente por la presencia de un fibroma uterino”, afirmó el mensaje.
Recibe las principales noticias de ACI Prensa por WhatsApp y Telegram
Cada vez es más difícil ver noticias católicas en las redes sociales. Suscríbete a nuestros canales gratuitos hoy:
El comunicado explica que “su canonización es el testimonio sencillo de una vida normal vivida en sintonía de fe. Se la llama ‘madre coraje’ y es invocada especialmente por las embarazadas”.
La Acción Católica celebrará una Misa de acción de gracias el martes 18 de mayo en su sede de Buenos Aires.
Gianna nació el 4 de octubre de 1922 en Magenta, Italia. En una familia con 13 hermanos, se orientó a la profesión de médica, que era una tradición de familia, y se casó en 1955 con Pietro Molla, ingeniero industrial también militante de Acción Católica. Estaba decidida a formar una familia cristiana y combinar su vida familiar, profesional y apostólica en su proyecto de vida. Ingresó a la Acción Católica Italiana desde muy joven, en 1943, y sirvió a sus hermanos a través de distintos cargos, en el campo estudiantil y parroquial.
A los 39 años, embarazada de su cuarto hijo, comenzó a tener complicaciones de salud. Hoy, su marido de 82 años lo recuerda con detalles: “Durante el cuarto embarazo, en septiembre de 1961, apareció un gran fibroma en el útero, por lo cual –a los dos meses y medio- se hizo necesaria una intervención quirúrgica. Este fue el inicio de su holocausto. Fidelísima a sus principios morales y religiosos, dispuso sin dudar que el cirujano se ocupase primero de salvar la vida de su criatura”.
En vísperas del parto no dudó en reunir junto a su lecho al marido y a los médicos para decirles: “Si deben elegir entre el niño o yo, ni lo duden: elijan, y se los exijo, al niño. ¡Sálvenlo!”.
falleció ocho días después