Este 12 de julio se celebra a Santa Verónica, quien ayudó y acompañó a Cristo mientras se dirigía al Calvario.
Su figura, preservada en el tiempo a través de la tradición cristiana, se relaciona con una de las más importantes reliquias del cristianismo.
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En la sexta estación del Vía Crucis se recuerda cómo, en el camino del Calvario, una mujer se abrió paso entre los soldados que escoltaban a Jesús y enjugó con un velo el sudor y la sangre del rostro del Señor.
En aquel velo, conocido mundialmente como "Santa Faz" o "Velo de la Verónica", quedó milagrosamente impreso el Santo Rostro de Cristo.
"Verdadero icono"
El propio nombre de Verónica, según algunos estudiosos, parece hacer referencia a este velo, ya que significaría "verdadera imagen", resultado de la combinación del adjetivo latino "verdadero" y el sustantivo griego "icono" o "imagen".
A esta reliquia le rodean numerosas incógnitas y misterios que durante años han sido objeto de estudio e investigación por parte de varios expertos.
Cuando se construía la nueva Basílica de San Pedro, el manto de la Verónica fue trasladado por el Papa Urbano VIII (1590) a una de las cuatro capillas de los pilares que sostienen la cúpula.
Posteriormente el paño fue robado y vendido de forma ilegal. Existen quienes sostienen que dicho robo se realizó en el siglo XV durante la demolición de la basílica medieval, aunque otros expertos defienden que el hurto tuvo lugar en el saqueo de Roma en 1527.
Cabe mencionar que durante años el Vaticano hizo copias del Velo de la Verónica, las mismas que fueron enviadas a iglesias y a príncipes católicos.
Tras su robo fueron muchas las especulaciones y leyendas que se erigieron en torno a la reliquia, provocando que numerosas iglesias de diferentes lugares y países aseguren, al día de hoy, albergar el verdadero Rostro de Cristo.
Entre estos lugares se encuentran la Catedral de Nuestra Señora de la Asunción de Jaén (España), el Monasterio de la Santa Faz de Alicante (España) y el Santuario del Volto Santo de Manoppello, en Italia.
¿Cuál es el verdadero?
El periodista Paul Badde, corresponsal en Roma de EWTN, estudió el llamado "secreto de Manoppello", publicando posteriormente el libro titulado El otro Sudario.
El periodista explicó a ACI Prensa que los otros Santos Rostros de Jaén y Alicante en realidad corresponden a "una pintura el primero y un paño con la sangre del Señor el otro, guardado con motivo de su deposición de la Cruz".
Por lo tanto, muchos expertos señalan al Rostro Santo de Manopello como el verdadero Velo de la Verónica. Dicha reliquia ha sido sometida a exigentes y diversos estudios, incluidos exámenes con escáner digital, confirmando que sobre el tejido no hay rastros de color ni de pigmentos.
En la actualidad todavía no se ha podido explicar científicamente la aparición del rostro en la fina tela. Además, el rostro coincide con el de otro sudario, la Sábana Santa, y si se pone el velo a contraluz, esta atraviesa directamente el tejido.
La luz atraviesa el tejido. Crédito: Paul Badde
La visita de Benedicto XVI
El Santuario de la Santa Faz o Volto Santo, situado a 200 kilómetros de Roma y custodiado desde 1638 por religiosos capuchinos, es visitado por alrededor de un millón de peregrinos cada año. De hecho, el Papa Benedicto XVI lo visitó el 2006.
Paul Badde explica que la reliquia es "un velo hecho de un lino extremadamente fino, fabricado con biso (una fibra natural obtenida de los filamentos que segregan ciertos moluscos para adherirse a las rocas), en el que aparece el rostro de Cristo".
"Sin embargo, es técnicamente imposible pintar este tipo de tejido, realizado a partir de filamentos de Pinna nobilis. No se encuentra ningún pigmento de pintura en el velo. La aparición del rostro en el velo sigue siendo un misterio que destaca lo inexplicable".
"El velo representa la misma cara del Santo Sudario, la de Jesús de Nazaret. Pero la Sábana Santa lo representa muerto, mientras que el velo lo representa vivo, ¡con las mismas heridas en el rostro!", subraya Badde.
Imagen "acheropita" (no realizada por la mano del hombre)
En su libro, el periodista explica que "es un velo pequeño, muy fino y transparente, delicado como una tela de araña, con el Rostro de Cristo".
En el año 704, el tejido casi inmaterial fue transportado desde Constantinopla por manos desconocidas y asegurado en Roma. Y allí, en la Basílica de San Pedro, este tesoro permaneció durante nada menos que 820 años.
Además, asegura que hasta 2004 no se descubrió que la tela es seda de mar, un antiguo tejido precioso que no se puede pintar. Y al igual que con la Sábana Santa, se han hecho muchos intentos para exponerla como falsa, pero siempre han fracasado.
"Ambos paños -la Sábana Santa de Turín y el Sudario de Manoppello- nos muestran así a Jesús de Nazaret como en un díptico celestial, una vez como muerto, gravemente herido y golpeado, la otra curado y vivo. Ambos sin color, sin pintar, sin una primera capa de imprimación y creados no por mano humana".