La creciente violencia en México, que suma más de 13 mil asesinatos en lo que va del año, y una cuestionada política gubernamental de "abrazos, no balazos", parecen presagiar un futuro oscuro para el país. Ante ese panorama, ¿es posible tener esperanza?
Entrevistado por ACI Prensa, Mons. Carlos Garfias Merlos, Arzobispo de Morelia, en el estado mexicano de Michoacán, destacó que "lo fundamental de la esperanza es que nuestro pueblo mexicano tiene fe".
Recibe las principales noticias de ACI Prensa por WhatsApp y Telegram
Cada vez es más difícil ver noticias católicas en las redes sociales. Suscríbete a nuestros canales gratuitos hoy:
"Yo creo que dentro de la grave crisis que estamos viviendo en México, sobre todo por el tema de la violencia y la inseguridad todavía, gracias a Dios tenemos mucha esperanza", expresó.
"La fuente de la esperanza en la persona humana es el tener a Dios presente en sus corazones. Por eso yo considero que hay mucha esperanza", añadió.
Mons. Garfias Merlos subrayó que la misión de la Iglesia Católica es "evangelizar, ayudar a que las personas encuentren a Cristo, ayudar a que las personas desde el encuentro con Cristo aprendan a ser solidarios en el consuelo y en el acompañamiento de quien más sufre".
"Y la Iglesia podrá siempre seguir fomentando", dijo, la convocatoria "a las autoridades y a toda la sociedad civil al diálogo constructivo".
"Si nosotros logramos mantener un ambiente de diálogo y de colaboración, podremos ir más allá de los 'abrazos y no balazos', y podremos hacer realidad la verdadera expresión de la solidaridad", dijo.
México se encuentra en una de las etapas más violentas de su historia. En los primeros tres años y medio del gobierno del actual Presidente, Andrés Manuel López Obrador, se han registrado más de 121 mil homicidios, por lo que podría superar los más de 156 mil asesinatos cometidos durante los seis años del gobierno de su predecesor, Enrique Peña Nieto.
Desde el 1 de enero hasta el 7 de julio de este año, de acuerdo a cifras oficiales, se han registrado 13.679 homicidios en México.
El más reciente listado de las ciudades más violentas del mundo, publicado en marzo de este año por el Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia Penal, revela que 18 de las 50 ciudades con mayor violencia urbana en todo el mundo se encuentran en México.
La ciudad más peligrosa del mundo es Zamora, en el estado de Michoacán, a unos 149 kilómetros al oeste de Morelia.
La Iglesia Católica no se ha visto ajena a la creciente violencia en el país. Un reciente informe del Centro Católico Multimedial (CCM) reveló que en las últimas tres décadas un cardenal y 57 sacerdotes católicos han sido asesinados en México.
Los homicidios más recientes son los de los sacerdotes jesuitas Javier Campos y Joaquín Mora, asesinados por el crimen organizado el 20 de junio del 2022, dentro de una iglesia en la Sierra Tarahumara, en el estado mexicano de Chihuahua.
En las últimas semanas, dos obispos y un cardenal han denunciado haber sido intervenidos por miembros del crimen organizado al viajar por carretera en México.
3 claves desde la Iglesia contra la violencia
El Arzobispo de Morelia señaló que frente a la violencia que vive México, "tenemos que hacer tres cosas muy importantes".
La primera, dijo, es "no perder a Dios, hacer oración y mantenernos siempre en esa búsqueda de la paz en nuestro corazón".
En segundo lugar, continuó, es necesario "preocuparnos por las víctimas, esto es atender de manera solidaria, consolar, acompañar espiritual, psicosocialmente, económicamente, jurídicamente a las víctimas".
"En la medida que podamos tener mayor manera de acompañar a las víctimas podremos ir dando ese consuelo a quienes por la sangre resultan dañados, lastimados, con mucho dolor y con mucho enojo, o con muchos deseos de venganza".
"Es muy importante retirar eso transformando a las personas, para poder transformar el tejido social", aseguró.
Como tercera clave, el Prelado dijo que "un aspecto muy importante para poder limpiar la sangre de México es crecer en la buena relación entre la sociedad civil con las autoridades y con todos los sectores de la sociedad".
Mons. Garfias Merlos dijo que es importante "encontrar la forma de colaborar, por un lado, con aquellos que tienen la capacidad de decidir. Y por otro lado, con aquellos que están más desamparados".
"Creo que ahí está una fuente para poder transformar esta sangre que desgraciadamente se ha regado por todo nuestro país. Es una fuente y semilla de construcción de paz", aseguró.
La Iglesia está comprometida con la educación y el trabajo por la paz
La Arquidiócesis de Morelia, de la mano de diversas instituciones de la sociedad civil, conforma el Consejo Michoacano para la Construcción de la Paz y la Reconciliación, que preside actualmente Mons. Garfias Merlos.
Este consejo, dijo el Arzobispo de Morelia, trabaja sobre cuatro ejes. El primero de estos es "educar para generar una cultura de paz".
"Hemos tenido reuniones en las escuelas" en sus distintos niveles, "ofreciéndoles a los alumnos, a los maestros y a los padres de familia esquemas para generar una cultura de paz", señaló.
El segundo eje de trabajo, continuó, es el "Centro de Escucha, que es para atender a todas las víctimas de la violencia y ayudarles a recuperar su sentido de vida, de autovalor y su confianza para relacionarse con las demás personas y experimentar la pertenencia".
Un tercer eje, indicó, son los "Centros de Apoyo para la Rehabilitación y Acompañamiento para las Personas Adictas, que lo llamamos Casa del Artesano, y ahí se atiende a personas con problemas ya serios de adicción".
Además cuentan con "una línea para la vida, para dar acompañamiento" a personas con tendencias suicidas.
El Prelado señaló que el último eje sobre el que trabajan actualmente "es el de Economía Social y Solidaria, que desde ahí estamos buscando ofrecer alternativas de apoyo a través de la cooperativa, o de las organizaciones de pequeñas empresas, a los más desamparados".
De esta forma, indicó, las personas de escasos recursos pueden "tener formas de autoempleo para poder salir adelante en la vida".
También se están preparando dos ejes de trabajo adicionales, uno dedicado a la atención de emergencias y otro para el cuidado de la "Casa Común".
Con este trabajo, destacó el Prelado mexicano, se propone "un modelo para construir la paz, para favorecer la reconciliación y para que tengamos mejores condiciones de vida".