El presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC), Mons. Luis José Rueda Aparicio, afirmó durante la apertura de la Asamblea Plenaria que "nos corresponde ser obispos y pastores de la Iglesia en Colombia en tiempos difíciles", lo que pone a prueba la capacidad de seguir sembrando esperanza en la población.
Ayer lunes 4 de julio comenzó la 113° Asamblea Plenaria de la CEC, que durará hasta el viernes 8. Los obispos colombianos analizarán "la Síntesis Nacional del Sínodo de la sinodalidad" convocado por el Papa Francisco.
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En su discurso pronunciado en la mañana del lunes, el también Arzobispo de Bogotá preguntó: "¿Cómo sembrar la esperanza del Reino en medio de una sociedad contagiada y victimizada por el narcotráfico, la violencia, la corrupción y la inequidad?".
"¿Cómo ser testigos de la esperanza del Reino, cuando las leyes van en contravía con el valor de la vida humana sobre todo en etapas de mayor fragilidad como es la fase intrauterina o en la fase terminal?", cuestionó.
Mons. Rueda Aparicio dijo que "nos pueden catalogar como ingenuos promotores de esperanza. Pero la esperanza es una virtud teologal".
"Si cultivamos la esperanza, las personas y las comunidades encontramos el sentido de la vida y la fortaleza para avanzar en los caminos del Reino de Dios", expresó.
El Prelado dijo que "el momento eclesial, social y ambiental", en el cual se encuentra el país, requiere de los obispos "tres actitudes humanas y cristianas que configuran nuestro ministerio apostólico hoy: el discernimiento, el servicio y la esperanza".
Sobre el discernimiento, explicó que este "es propio de quien ha decidido seguir a Jesús". Señaló que Cristo no da una dirección precisa, sino que desafía a sus discípulos para que se pongan en camino, pues "prefiere que nosotros avancemos y aprendamos, que hagamos la experiencia de ir tras Él".
Asimismo, dijo que "el seguimiento nos lleva a salir de la vanidad" que lleva a la autosuficiencia, cuando Cristo exige humildad.
El discernimiento "nos facilita el servicio que tenemos como Iglesia de ser germen y dilatar el Reino de Dios presente en las realidades terrenas", afirmó.
Luego, el Presidente de la CEC recordó que "la Iglesia en salida misionera es ante todo una Iglesia de servidores por amor, servidores del Reino de Dios".
"Jesús habló del servicio y se mostró con sinceras acciones de servidor. Les enseñó a sus discípulos que, aunque en el mundo se ejerce el dominio por parte de los grandes, no será así la relación de sus discípulos. Estos deben ser distintos, se distinguirán por buscar siempre el último lugar, el lugar de los servidores", indicó.
Mons. Rueda afirmó que "la evangelización es, ante todo, una obra de servicio a la humanidad herida, es llevar la vitalidad de la buena nueva a todo el mundo, como fermento en la masa".
"Es hermosa y desafiante la figura que el papa Francisco nos enseña de Iglesia como hospital de campaña; la Iglesia samaritana y misericordiosa tiene una presencia vital, cercana, solidaria", expresó.
En ese sentido, invitó a "volver a la alegría del servicio" porque "libera del ropaje de la autosuficiencia", e indicó que "cuando la Iglesia se ve en actitud de servicio se hace más atractiva, más convincente, menos institucional y más misionera".
"Hermanos obispos, preguntémonos en estos días si nos están viendo como servidores del Reino, al estilo de Jesús de Nazaret o de María que se pone en camino para ofrecer con alegría y generosidad su tiempo, su salud y su fe", dijo.
Antes de concluir, Mons. Rueda Aparicio animó a los obispos a que en estos días de Asamblea Plenaria a escuchar a cada Iglesia particular, porque es en ellas "y en la comunión de la provincia eclesiástica donde se discierne con más claridad lo que el Señor quiere de nosotros".
"¡Dejémonos renovar por el Espíritu Santo! Estamos llamados a caminar la sinodalidad misionera. El Pueblo de Dios nos pide a los obispos liderar el discernimiento comunitario, el servicio impulsado por el amor, la serenidad realista y esperanzada", expresó.